El misterioso buzón de Don Pedro
Había una vez en el colegio San Martín, un señor llamado Don Pedro que había vivido allí muchos años atrás como conserje. Todos los niños lo adoraban por sus increíbles historias sobre duendes, hadas y animales mágicos.
Un día, durante la hora del recreo, Don Pedro se acercó a un grupo de chicos curiosos y les dijo en voz baja: "¿Quieren saber un secreto? En este colegio hay un buzón mágico escondido".
Los ojos de los niños se abrieron como platos y comenzaron a hacerle mil preguntas. "¿Dónde está el buzón, Don Pedro?""Escondido en el patio trasero, detrás de los arbustos", respondió misteriosamente. Los niños no podían creerlo.
¿Un buzón mágico en su propio colegio? ¡Era emocionante! Decidieron formar un equipo para encontrarlo y descubrir qué secretos guardaba. Durante días buscaron entre los arbustos del patio trasero sin éxito.
Estaban a punto de rendirse cuando Mateo, el más pequeño del grupo, vio algo brillar entre las hojas. Corrió hacia allí seguido por sus amigos y encontraron un antiguo buzón pintado de colores brillantes. "¡Lo encontramos! ¡Es real!", gritaron emocionados mientras abrían la tapa del buzón.
Para su sorpresa, dentro había cartas escritas por antiguos alumnos del colegio contando sus sueños y deseos más profundos. Cada niño agarró una carta y leyeron en silencio.
Las palabras escritas parecían cobrar vida frente a sus ojos y sentían cómo los deseos contenidos en ellas les transmitían energía positiva. Desde ese día, los niños empezaron a escribir sus propias cartas al buzón mágico compartiendo sus sueños e ilusiones.
Descubrieron que al hacerlo, esos deseos se volvían más fuertes y estaban un paso más cerca de hacerlos realidad. Don Pedro sonreía desde lejos al ver cómo los niños disfrutaban de la magia del buzón escondido.
Les enseñó que todos tenemos sueños especiales que merecen ser compartidos con el mundo, y que la magia reside en creer en ellos con todo nuestro corazón. Así, el colegio San Martín se llenó de risas, alegrías y sueños cumplidos gracias al increíble poder del buzón mágico escondido detrás de los arbustos del patio trasero.
Y todo gracias a Don Pedro, quien siempre supo que la verdadera magia está en creer en uno mismo y nunca dejar de soñar.
FIN.