El misterioso caso del hombre que mordió un perro




En un tranquilo y colorido pueblo de la provincia de Buenos Aires, vivía un simpático perro llamado Rufus. Rufus era un perro callejero, pero a pesar de eso, era muy querido por todos los habitantes del lugar. Un día, mientras paseaba por la plaza del pueblo, Rufus se cruzó con un hombre muy extraño. Este hombre no se veía como los demás. Tenía orejas puntiagudas, ojos brillantes y una sonrisa un tanto inquietante. Sin embargo, Rufus, curioso por naturaleza, se acercó a olfatear al hombre. Sin previo aviso, el hombre le dio un mordisco en la cola a Rufus. El pobre perro salió corriendo asustado y lastimado.

- ¡Ay, ay, ay! ¡Qué dolor en la cola! -se quejaba Rufus mientras cojeaba. Pero lo más extraño no era el dolor, sino que el hombre no parecía tener dientes. Era como si hubiera mordido a Rufus con encías.

Rufus decidió ir a pedir ayuda a sus amigos del pueblo. Se dirigió primero a la panadería donde trabajaba el señor Miguel, un hombre amable y siempre dispuesto a ayudar.

- ¡Señor Miguel, señor Miguel! ¡Me ha mordido un hombre extraño en la plaza! -exclamó Rufus entre jadeos.

El señor Miguel, sorprendido, le hizo cariño a Rufus y le dio un trozo de pan para calmarlo.

- Tranquilo, Rufus, vamos a investigar qué ha pasado. Pero necesitaré la ayuda de todos para resolver este misterio.

Rufus y el señor Miguel visitaron al resto de los habitantes del pueblo, contándoles lo sucedido. Todos estaban consternados por lo ocurrido y se unieron para ayudar a Rufus. Decidieron ir a hablar con la abuela Clara, una anciana sabia y llena de historias asombrosas.

- Abuela Clara, ¿tienes alguna idea de quién podría ser este hombre extraño que ha mordido a Rufus? -preguntó el señor Miguel.

La abuela Clara reflexionó un momento y luego les contó una leyenda antigua sobre un ser misterioso que deambulaba por el pueblo en busca de amigos, pero que tenía una extraña forma de demostrar cariño.

- Este ser, conocido como el Mordedor de Amistades, es una criatura solitaria y bondadosa que, desafortunadamente, no sabe mostrar su afecto de la manera correcta. Si hemos de ayudarlo, debemos tratar de comprender su peculiar forma de interactuar.

Animados por las palabras de la abuela Clara, decidieron buscar al Mordedor de Amistades para entenderlo mejor y evitar que lastimara a alguien más. Después de varios días de búsqueda, encontraron al hombre extraño descansando en el bosque cercano al pueblo. Resultó ser un ser de apariencia extraña, pero de corazón noble.

- ¿Por qué mordiste a Rufus? -preguntó el señor Miguel con curiosidad.

El hombre, con tristeza, les contó que había llegado al pueblo en busca de amigos, pero que su aspecto asustaba a los demás. Había intentado jugar con Rufus para demostrar su cariño, pero al no tener dientes, no pudo evitar lastimarlo.

Con paciencia y comprensión, el pueblo decidió recibir al hombre como un amigo más, ayudándolo a integrarse. El hombre, agradecido, prometió aprender a expresar su cariño de formas más amigables. Finalmente, el pueblo vivió en armonía con el Mordedor de Amistades, aprendiendo a ver más allá de las apariencias y a valorar la bondad que todos llevamos dentro, sin importar cómo luzcamos por fuera.

FIN.

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