El Misterioso Desaparecimiento del Espantapájaros



Era un día soleado en el colegio Jara Carrillo y los alumnos estaban ansiosos por el inicio de la clase de Ciencias Naturales. Este año, los niños tenían un proyecto muy especial: cuidar de un hermoso huerto escolar. En el centro del huerto, estaba Patricio, un espantapájaros de paja que había sido hecho con mucho amor por los chicos del ciclo superior. Su tarea era cuidar de las plantas de los pájaros y, según decían, él tenía una personalidad encantadora.

- ¡Miren cómo se mueve! - dijo Lucas, uno de los alumnos, mientras señalaba a Patricio.

- ¡Es tan divertido! - exclamó Sofía, riendo. - Yo creo que tiene sentimientos.

Los niños pasaban mucho tiempo en el huerto, compartiendo risas y aprendiendo sobre el cuidado de las plantas. Pero un día, algo extraño sucedió: Patricio desapareció. Al llegar al huerto, los chicos se encontraron con un lugar vacío, donde antes estaba su amigo.

- ¿Dónde está Patricio? - preguntó Lara, con una expresión de preocupación.

- No lo sé. ¡No puede haberse ido solo! - respondió Mateo, tambaleándose de nervios.

Los niños decidieron investigar. La primera pista que encontraron fue una pequeña pluma en el suelo.

- ¡Miren! - dijo Lucas, agachándose para recoger la pluma. - Esto debe ser de un pájaro. ¿Ustedes creen que se lo llevaron?

- ¡Eso sería muy malo! - exclamó Sofía, preocupada. - ¡Patricio necesita ayuda!

Decididos a encontrar a su amigo espantapájaros, los chicos formaron un equipo y comenzaron a seguir las pistas. Se dirigieron al bosque cercano, donde recordaron que muchas veces habían visto pájaros jugueteando.

- ¿Por qué no les preguntamos a los pájaros si han visto a Patricio? - sugirió Mateo.

Los niños se pusieron en círculo y comenzaron a imitar los trinos de varios pájaros. Para su sorpresa, un pequeño grupo de pájaros los rodeó, curiosos.

- ¡Hola, pajaritos! - saludó Lara. - ¿Vieron a nuestro amigo Patricio, el espantapájaros?

Los pájaros comenzaron a piar entre sí, y uno de ellos, un canario amarillo, voló hacia un árbol y se posó en una rama baja.

- ¡Esa debe ser una pista! - gritó Sofía. - ¡Vamos a seguirlo!

Los chicos siguieron al canario, que los llevó a un claro en el bosque. Allí, encontraron un grupo de pájaros y, en medio de ellos, ¡estaba Patricio! Cinco pájaros estaban alrededor de él, picoteando unas semillas que habían caído de un árbol cercano.

- Patricio, ¡estás a salvo! - exclamó Lucas, corriendo hacia él.

- Los pájaros pensaron que yo era uno de ellos y me llevaron para que les enseñara a proteger sus semillas - explicó Patricio con una voz suave. - Les conté sobre los peligros de los humanos y cómo cuidar sus nidos.

Los niños se sintieron aliviados al ver a su amigo sano y salvo.

- ¡No podemos dejar que te lleven así, Patricio! - dijo Mateo. - Te necesitamos en el huerto.

- No se preocupen - respondió Patricio. - Ahora sé que podemos trabajar juntos. ¿Por qué no hacemos una reunión con los pájaros y les enseñamos a cuidar de los cultivos? Así todos podremos estar a salvo y aprender unos de otros.

Los niños aceptaron la idea y organizaron una gran reunión en el huerto, invitando a todos los pájaros. Patricio, junto con sus nuevos amigos plumíferos, les enseñó cómo compartir los recursos del campo y a convivir en armonía.

El huerto se volvió un lugar mágico, donde los niños y los pájaros trabajaban juntos, cuidando las semillas y compartiendo deliciosas frutas y verduras. A partir de ese día, el espantapájaros no solo fue un protector, sino también un puente de amistad entre el mundo de los humanos y el de las aves.

Así, los alumnos aprendieron sobre la importancia de la cooperación y la amistad, demostrando que juntos se pueden enfrentar los desafíos más difíciles. También descubrieron que a veces, lo que parece ser una pérdida puede convertirse en una maravillosa oportunidad para aprender y crecer.

Y de esta manera, el colegio Jara Carrillo nunca olvidó el día en que su espantapájaros, Patricio, se convirtió en el gran maestro del huerto.

FIN.

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