El Misterioso Espejo de la Playa
Era un hermoso día de verano y la familia López decidió pasar el fin de semana en la playa. Juan, el más pequeño de la familia, no podía contener su emoción por jugar en la arena y darse un chapuzón en el mar con su perro, Lucas.
Cuando llegaron, Juan corrió hacia el agua, mientras su hermana Sofía y sus padres armaban la sombrilla. Lucas, un juguetón golden retriever, corría de aquí para allá, ladrando felizmente. Tras un rato de diversión, Sofía decidió que sería un buen momento para dar una vuelta por la playa.
"¡Juan! Vamos a investigar un poco, ¿te parece?" - propuso Sofía.
"¡Sí! Vamos, Lucas!" - respondió Juan, mientras su perro corría tras ellos.
Después de un rato de caminar, encontraron una casa peculiar, alejada del bullicio de la playa. Tenía un jardín desordenado, lleno de flores extrañas, y ventanas que parecían ojos curiosos. Un letrero desgastado decía: "No molestar a la dueña".
"¿Te imaginas cómo será adentro?" - dijo Sofía, intrigada.
"Tal vez hay cosas raras... como un laberinto de espejos o un gato que habla" - añadió Juan, emocionado.
Justo cuando estaban a punto de marcharse, Lucas empezó a ladrar hacia una ventana. Sofía miró y vio un espejo gigante, brillante y en forma de luna, en la pared del jardín.
"Mirá, Juan! Ese espejo es hermoso!" - exclamó Sofía.
"Sí, parece mágico!" - respondió Juan.
Sintiendo curiosidad, se acercaron al espejo y al tocar su superficie, sintieron una vibración extraña. Una voz suave surgió del interior.
"Hola, pequeños exploradores. ¿Quieren jugar conmigo?" - dijo el espejo.
"¿Quién sos?" - preguntó Juan, con un poco de miedo.
"Soy el Espejo de los Deseos, pero tengo una regla: solo puedo hacer un deseo por cada mascota que me traigan. Para llevarme a tus amigos animals, deben entrar en mí. ¡Pero no se preocupen! Solo se quedan un rato y vuelven enseguida!" - explicó el espejo con voz juguetona.
Juan y Sofía se miraron confundidos. Esa propuesta sonaba extraña e inquietante.
"No, no queremos llevar a Lucas!" - dijo Sofía rápidamente, mientras acariciaba la cabeza de su perro.
"Sí, ¡es nuestro mejor amigo!" - agregó Juan con determinación.
Pero el espejo insistió, "¿Acaso no tienen un deseo especial? Pueden pedirme lo que quieran!".
Justo en ese momento, apareció la dueña de la casa, una anciana con un sombrero de flores.
"¿Qué están haciendo con mi espejo?" - preguntó con una voz autoritaria.
"Solo estábamos mirando, señora" - respondió Sofía con miedo.
"No se acerquen al espejo, niños.¡Es peligroso!" - agregó la mujer, mientras les hacía un gesto para que se alejaran.
Sofía y Juan decidieron que era hora de marcharse. Mientras se alejaban, Lucas ladró, como si estuviera preocupado por algo.
"¿Qué te pasa, Lucas?" - preguntó Juan, dándose vuelta.
"No quiere que nos vayamos, mira!" - dijo Sofía, señalando hacia el espejo.
FIN.