El misterioso huerto escolar



En la escuela del pueblo de Villa Esperanza, los niños estaban emocionados porque iban a empezar un proyecto especial: crear un huerto escolar. El señor Pedro, un apasionado horticultor de la comunidad, les enseñaría todo sobre el cuidado de las plantas y la importancia de la agricultura. Los niños estaban ansiosos por empezar y ver crecer sus propias verduras y frutas.

El primer día, el señor Pedro les dio a cada niño una pequeña maceta, tierra y semillas de diferentes verduras. Los niños estaban emocionados y empezaron a plantar con cuidado, siguiendo las instrucciones del señor Pedro. Pasaba el tiempo y los niños regaban las plantas, les quitaban las malas hierbas y observaban con alegría cómo iban creciendo.

Un día, la directora de la escuela, la señorita Laura, les propuso a los niños un desafío: ¿Quién sería el encargado de cuidar el huerto durante las vacaciones de invierno? Todos levantaron la mano, ansiosos por demostrar que eran capaces de cuidar las plantas.

El chico más joven de la clase, Martín, fue elegido para esta importante tarea. Martín quería hacerlo lo mejor posible, así que pidió ayuda a sus compañeros antes de que terminara el período escolar. Juntos elaboraron un plan de cuidado y riego, asegurándose de que el huerto estaría en buenas manos.

Durante las vacaciones de invierno, Martín se levantaba temprano todas las mañanas para regar las plantas y asegurarse de que estuvieran protegidas del frío. Estaba orgulloso de ver que las verduras y frutas continuaban creciendo.

Al regresar a clases, los niños corrieron hacia el huerto para ver los resultados de su esfuerzo. ¡Qué sorpresa se llevaron al descubrir que las plantas habían dado hermosos tomates, zanahorias, lechugas y hasta algunas frutillas! Estaban emocionados de probar sus propios productos, así que planificaron una gran merienda con todo lo que habían cosechado y hasta invitaron al señor Pedro y la señorita Laura para que compartieran con ellos en una merienda especial.

El huerto escolar se convirtió en un lugar de aprendizaje y diversión para los niños, quienes aprendieron la importancia del trabajo en equipo, la paciencia y el cuidado del medio ambiente. Decidieron seguir manteniendo el huerto con amor y dedicación, siempre recordando que juntos podían lograr grandes cosas.

FIN.

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