El Misterioso Mundo de los Sueños



Había una vez en un pequeño pueblo un niño llamado Tomi, que siempre se preguntaba sobre sus sueños. Cada noche, al cerrar los ojos, su mente lo llevaba a paisajes extraños y aventuras increíbles. Sin embargo, no entendía por qué soñaba con ciertas cosas. Un día, decidió preguntarle a su abuela Clara, una sabia mujer que siempre tenía respuestas a las preguntas más difíciles.

"Abuela, ¿por qué sueño con un dragón que me persigue?" - preguntó Tomi, con sus ojos grandes llenos de curiosidad.

"Ah, querido Tomi. Los sueños son como pequeñas historias que nuestra mente crea mientras dormimos. A veces, reflejan nuestros miedos, deseos y cosas que vivimos durante el día" - respondió Clara, acariciando la cabeza de su nieto.

Tomi se quedó pensativo, sintiendo que había algo más profundo que debía descubrir. Así que esa noche decidió hacer una pequeña aventura en su sueño. Al cerrar los ojos, se visualizó a sí mismo en un bosque encantado, donde un dragón gigante lo miraba con una gran sonrisa.

"¡Hola, pequeño soñador! No tengo intención de hacerte daño. Solo quería jugar contigo" - dijo el dragón, agitando su cola con alegría.

"¡Pero tú me persigues en mis sueños!" - respondió Tomi, sintiéndose confundido.

"Eso es porque no estás enfrentando tus miedos. Los dragones son solo símbolos; tal vez representen algo que temes en la vida real. Puedes hablarme, y juntos podemos entenderlo" - explicó el dragón, mostrando su lado amable.

Tomi sintió que el miedo a lo desconocido comenzaba a desvanecerse. Así que en lugar de correr, decidió acercarse.

"¿Por qué te pareces a lo que temo?" - preguntó.

"Porque a veces nuestras inseguridades se disfrazan para asustarnos. Pero si hablas con ellas, aprenderás a ser valiente y a enfrentar lo que te asusta" - dijo el dragón, con voz suave.

Tomi asintió, sintiendo que tenía la oportunidad de comprender su propio coraje. Juntos, exploraron el bosque, hablado de sueños y temores. El dragón le enseñó que estaba bien tener miedo, pero que lo más importante era no dejarse dominar por él.

Después de una gran aventura, Tomi se despertó con una sonrisa en su rostro. Decidió que cada vez que tuviera miedo, recordaría a su amigo dragón y la lección que le había enseñado:

"No hay nada de malo en tener miedo, siempre y cuando sepamos enfrentarlo con valentía".

Con el tiempo, Tomi comenzó a tener sueños más tranquilos y divertidos. Cada noche, se convertía en un valiente explorador que no solo soñaba, sino que también enfrentaba sus propios desafíos. Así, aprendió que entender sus sueños y emociones era un viaje que valía la pena.

Algunas noches, todavía veía al dragón en sus sueños, y siempre le agradecía por ayudarlo a crecer. Tomi se dio cuenta de que los sueños, aunque a veces atemorizantes, eran una brújula que lo guiaba hacia su verdadero yo. Y así, con cada nuevo amanecer, sabía que tenía el poder de transformar lo desconocido en aventuras maravillosas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!