El misterioso parque de gomitas
En una encantadora ciudad llamada Dulcelandia, existía un parque mágico conocido como el "Parque de Gomitas". Este parque era único en su tipo, ya que cada árbol, arbusto, flor e incluso el suelo, estaban hechos completamente de gomitas de diferentes formas y colores.
Un día, tres valientes exploradores, Luli, Pipo y Tita, decidieron aventurarse en el misterioso parque de gomitas. Al entrar, se encontraron con el Guardián de Gominópolis, una gomita gigante con forma de oso protector del parque. "¡Bienvenidos, viajeros!", exclamó el Guardián. "¿Qué los trae por aquí?", preguntó con curiosidad. Los niños explicaron que querían descubrir los secretos del parque y aprender sus lecciones mágicas.
El Guardián les dijo que en el parque encontrarían cinco desafíos, cada uno representado por un color de gomita: rojo, verde, amarillo, azul y violeta. Cada desafío les enseñaría una valiosa lección sobre amistad, valentía, respeto, creatividad y bondad.
Los tres amigos emprendieron su aventura y pronto se encontraron con el desafío rojo, que representaba la amistad. Debían completar un rompecabezas de gomitas rojas para liberar el corazón de la amistad. Trabajando juntos, lograron resolver el rompecabezas y el corazón rojo brilló intensamente, llenando sus corazones de calidez y compañerismo.
Luego, se dirigieron al desafío verde, que simbolizaba la valentía. Allí, tuvieron que atravesar un puente de gomitas verdes tembloroso que los llevó al otro lado. A pesar del miedo, avanzaron con determinación y al llegar al final, el puente se estabilizó, enseñándoles que la valentía es clave para superar obstáculos.
Continuaron hacia el desafío amarillo, que les planteó un acertijo sobre el respeto. Debieron encontrar la gomita amarilla que al reunirlas, formaba la palabra —"respeto" . Aprendieron que el respeto hacia los demás es fundamental para convivir en armonía.
Después, enfrentaron el desafío azul, que representaba la creatividad. Se encontraron con una fuente de gomita azul, la cual les pedía que modelaran figuras sorprendentes usando su creatividad. Los niños modelaron diversas criaturas, lo que les mostró que la creatividad puede llevarlos a lugares inimaginables.
Por último, llegaron al desafío violeta, que encarnaba la bondad. Tuvieron que regar un árbol de gomitas violetas con agua dulce para que florezcan hermosas flores. Este acto de bondad les demostró que ayudar a otros trae belleza al mundo.
Al completar todos los desafíos, el Guardián de Gominópolis les agradeció por demostrar que cada lección había sido aprendida. Como recompensa, les dio a cada uno una bolsa especial de gomitas mágicas para que siempre recuerden las lecciones del parque. Con los corazones llenos de alegría y sabiduría, los tres amigos prometieron compartir sus enseñanzas con todos en Dulcelandia.
FIN.