El misterioso pergamino de Lucía



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina llamado Villa Navidad, donde la navidad era el evento más esperado del año. Todos los habitantes se preparaban con entusiasmo para celebrar esta fecha tan especial.

En Villa Navidad vivía una niña llamada Lucía, quien era muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, encontró un misterioso pergamino escondido entre las ramas de un árbol.

Sin pensarlo dos veces, lo desenrolló y comenzó a leer. El pergamino decía: "Querida Lucía, si quieres descubrir el verdadero espíritu de la navidad, deberás emprender un viaje hacia el Polo Norte. Allí encontrarás respuestas que cambiarán tu vida".

Lucía quedó asombrada por la sorpresa y no podía creer lo que estaba leyendo. Decidió contarle a sus padres sobre el pergamino y ellos le dieron permiso para ir en busca de esa aventura única.

Con una mochila llena de provisiones y mucha emoción en su corazón, Lucía se embarcó en un largo viaje hacia el Polo Norte. Durante su travesía se encontró con diversos personajes como pingüinos juguetones e incluso renos voladores.

Después de semanas caminando bajo temperaturas gélidas y atravesando peligrosas montañas nevadas, finalmente llegó al Polo Norte. Allí fue recibida por Santa Claus quien le dio la bienvenida con alegría. "¡Bienvenida Lucía! Me alegra mucho verte aquí", dijo Santa Claus con una sonrisa.

"Has demostrado valentía y determinación al llegar hasta aquí". Lucía quedó maravillada al ver el taller de juguetes de Santa Claus, donde elfos trabajaban arduamente para preparar los regalos de navidad.

Pero algo llamó su atención: había un rincón del taller que estaba vacío y sin actividad. "¿Qué pasa en ese lugar?", preguntó Lucía señalando con curiosidad. Santa Claus suspiró y explicó: "Ese es el rincón olvidado, donde se encuentran los juguetes que nunca han sido entregados.

A veces, por diferentes razones, algunos niños no reciben sus regalos en navidad". Lucía sintió tristeza al escuchar esto y decidió hacer algo al respecto. Le pidió a Santa Claus permiso para ayudar a entregar esos juguetes olvidados.

Con una sonrisa en su rostro, Santa Claus aceptó la propuesta de Lucía. Así comenzaron juntos a trabajar día y noche para reparar los juguetes abandonados.

Lucía utilizaba su creatividad e ingenio para darles vida nuevamente, mientras Santa Claus le enseñaba cómo envolverlos con hermoso papel de regalo. La noche de navidad llegó rápidamente y Lucía estaba emocionada por cumplir su misión especial.

Junto a Santa Claus subieron al trineo tirado por renos voladores y comenzaron a repartir los juguetes olvidados por todo el mundo. A medida que entregaban cada regalo, la cara de felicidad de los niños iluminaba la noche aún más que las estrellas en el cielo.

Lucía comprendió entonces que el verdadero espíritu de la navidad no se trataba solo de recibir regalos, sino de compartir amor y alegría con los demás. Cuando finalmente regresaron a Villa Navidad, todos los habitantes celebraron la valentía y generosidad de Lucía.

Ella se dio cuenta de que su aventura había sido mucho más que un viaje físico, había sido un viaje hacia su propio corazón. Desde aquel día, Lucía se convirtió en la defensora del espíritu navideño en su pueblo.

Inspiró a otros niños a ayudar a quienes lo necesitaban y juntos crearon una tradición especial: cada año, en navidad, organizaban una colecta de juguetes para donarlos a los niños menos afortunados.

Y así fue como Villa Navidad se llenó de amor y solidaridad gracias al coraje y determinación de una pequeña niña llamada Lucía. Su historia se convirtió en leyenda y cada navidad recordaban el poder transformador del verdadero espíritu navideño. Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!