El misterioso viaje a través del Puente Internacional San Roque González
En un pequeño pueblo a orillas del río Paraná, vivían Mateo y Valentina, dos niños curiosos y aventureros. Un día, mientras jugaban cerca del Puente Internacional San Roque González, vieron algo extraordinario: un destello de luz proveniente del puente. Intrigados, se acercaron y descubrieron que el puente, que normalmente llevaba a Argentina, ¡estaba emanando un resplandor mágico que los invitaba a cruzarlo! Sin pensarlo dos veces, los valientes niños decidieron adentrarse en la misteriosa luz.
Al pisar el puente, Mateo y Valentina sintieron un cosquilleo en todo el cuerpo, y antes de darse cuenta, se encontraban en un lugar completamente nuevo y diferente. El paisaje era increíble: colinas verdes, ríos cristalinos y árboles frondosos. Pero lo más sorprendente era que todas las personas que veían tenían rasgos y vestimentas muy distintas a las que conocían.
- ¡Qué lugar tan extraño, Valentina! ¿Dónde crees que estamos? - preguntó Mateo con asombro.
- No lo sé, pero parece ser un mundo paralelo o algo así. ¡Es emocionante! - respondió Valentina con entusiasmo.
Decidieron aventurarse y explorar aquel nuevo mundo, siempre juntos y con valentía. Conocieron a personas amables que les enseñaron sobre sus costumbres, comidas y tradiciones. A su vez, Mateo y Valentina compartieron sus propias costumbres, lo que creó un intercambio cultural maravilloso.
Pero la diversión se vio interrumpida cuando descubrieron que el resplandor que los había transportado a ese lugar desaparecería pronto, y debían encontrar la forma de regresar a su pueblo antes de que el puente volviera a ser solo un puente común y corriente. Con la ayuda de nuevos amigos, buscaron la manera de aprovechar la energía del puente antes de que fuera demasiado tarde.
Tras superar desafíos y resolver enigmas, lograron reunir los ingredientes necesarios para crear un objeto especial que les permitiría volver a su hogar. Con emoción y un nudo en la garganta, se despidieron de sus nuevos amigos y cruzaron el puente una vez más.
Cuando volvieron a su pueblo, no podían dejar de contarle a todos sobre su increíble aventura. Desde entonces, Mateo y Valentina valoraron más que nunca la diversidad de culturas y la importancia de la amistad, llevando consigo el recuerdo único de su viaje a través del Puente Internacional San Roque González.
FIN.