El Misterioso Viaje de la Taza



Era una mañana brillante en la Escuela Primaria del barrio. Todos los alumnos estaban emocionados por el viaje al zoológico. Pero había algo inusual en la clase de los alumnos de cuarto grado: la taza de la profesora Elena, que siempre estaba en su escritorio, había desaparecido.

"¿Dónde estará la taza de la seño?" - preguntó Inés, con su cabello rizado moviéndose mientras miraba por la ventana.

"No lo sé, pero debemos encontrarla antes de que ella llegue" - dijo Tomás, el más aventurero del grupo. Inmediatamente, se convirtió en el líder del pequeño equipo investigador: Inés, Juan y Sofía.

Escogieron un nombre para su grupo: los "Detectives de la Clase Cuarta". Se armaron de lápices y un cuaderno para anotar pistas, y comenzaron su búsqueda.

"Primero, busquemos en el salón" - sugirió Juan.

Revisaron debajo de los escritorios, en los armarios y hasta en la papelera, pero no encontraron nada. Inés se detuvo y observó la puerta que daba al pasillo.

"Tal vez alguien la haya visto salir de su oficina" - dijo, mientras señalaba con su dedo hacia la puerta.

Salieron al pasillo y preguntaron a los otros alumnos si habían visto a la profesora Elena o su taza.

"La última vez que la vi, tenía la taza en la mano y se fue hacia el jardín" - comentó Lila, una compañera.

"¡Esa puede ser una pista!" - gritó Tomás emocionado.

El grupo corrió hacia el jardín, donde las flores estaban en plena floración. Allí, vieron a un grupo de profesores tomando un café en el banquito.

"¿Ustedes vieron la taza de la seño Elena?" - preguntó Sofía, un poco nerviosa.

"Sí, la vimos por aquí, pero nos pareció que se la llevó a la cocina" - respondió el profesor Ricardo, riéndose.

"¡Vamos a la cocina!" - dijo Tomás.

Entraron a la cocina de la escuela, pero no había rastro de la taza. Sin embargo, encontraron un montón de ingredientes para hacer un postre. Una idea brilló en la cabeza de Inés.

"¡Y si la taza está por aquí porque están preparando algo especial para nosotros!" - dijo, sus ojos iluminándose.

Los demás se miraron y comenzaron a dudar si seguir buscando o ayudar a preparar el postre. Al final, decidieron ayudar. Juntos, empezaron a mezclar ingredientes y, tras un rato, un delicioso pastel estaba en el horno. En un momento, escucharon un —"ding"  que les hizo saltar. Era la cocina, señalando que el pastel estaba listo.

Mientras decoraban el pastel con frutas y crema, la profesora Elena apareció en la puerta.

"¡Qué olor tan rico! ¿Qué sucede aquí?" - exclamó.

Inmediatamente, el grupo de detectives se sintió nervioso.

"La taza, seño, la estamos buscando porque..." - empezó Sofía, pero Tomás la interrumpió.

"¡Porque creemos que la dejó aquí para sorprendernos!' - dijo con entusiasmo.

Elena sonrió y señaló un estante alto.

"La taza está ahí, justo al lado de donde guardo las cosas de cocina. ¡Gracias por ayudarme! Quería sorprenderlos con un pastel para el viaje al zoológico, y olvidé el material."

"¿Nos hizo un pastel? ¡Eso es increíble!" - saltó Juan emocionado.

La profesora Elena bajó la taza, y los alumnos aplaudieron. Se sintieron como verdaderos detectives. No solo habían resuelto el misterio de la taza, sino que también habían hecho algo increíble juntos.

"El trabajo en equipo siempre trae buenas sorpresas" - dijo Inés, feliz.

Y así, los alumnos aprendieron no solo sobre el misterio de la taza, sino también sobre la importancia de compartir, ayudar a los demás y trabajar juntos. Después de todo, ¡una buena aventura empieza siempre con un gran equipo! Ya en el autobús hacia el zoológico, los detectives celebraron su éxito con el pastel que habían ayudado a preparar, haciendo de aquel, un viaje memorable en su primer año de escuela.

¡Y colorín colorado, este misterio ya se ha acabado!

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!