El Misterioso Viaje de Un
Había una vez en un colorido pueblo llamado Arcoíris, donde cada niño tenía un número especial que lo representaba. Todos los números eran distintos: desde el 1 hasta el 10, cada uno con su propia personalidad y habilidades. Pero había un número que era diferente: Un, el número 1. Un era pequeño, pero lleno de energía y curiosidad por el mundo.
Un solía jugar solo, porque todos decían que él no tenía amigos, ya que no tenía un número con el que formar un dúo. Mientras todos los demás números jugaban en grupos, Un decidió embarcarse en una aventura para encontrar su lugar en el mundo.
Un se encontraba sentado en una loma cuando escuchó un grito. Al voltear, vio a Tres y Cuatro discutiendo cerca de un hermoso lago.
"¡Esto no puede ser! ¡No podemos ganar la carrera sin mi ayuda!" - gritó Tres, luciendo muy frustrado.
"Pero si no me dejas a mí ser el líder, nunca llegaremos a la meta!" - respondió Cuatro.
Un, escuchando la discusión, se acercó y les dijo:
"¿Por qué no pueden trabajar juntos? Tienen diferentes habilidades, podrían combinarse y ser más fuertes."
Tres y Cuatro se miraron confundidos, pero luego Cuatro dijo: "¿Y cómo podemos hacer eso?" -.
"Yo puedo ser el primero en la carrera, y ustedes pueden ayudarme en el camino. Cada uno de nosotros tiene algo único que aportar!" - propuso Un.
Los otros números se quedaron en silencio, mirando cómo Un, con su optimismo, unía a los dos amigos.
Así que Tres, Cuatro y Un se unieron y comenzaron a correr. Pero en medio de la carrera, se encontraron con un gran obstáculo: un río ancho y profundo que parecía imposible de cruzar.
"¡No, esto es un desastre!" - exclamó Tres.
"Lo siento, no podemos cruzar sin un puente," - dijo Cuatro, asustado.
Pero Un, que siempre había encontrado una forma de superar los problemas, dijo:
"No te preocupes, podemos construir un puente, todos juntos. Cada uno de nosotros puede traer algo."
Entonces, Tres usó su fuerza para mover árboles, mientras Cuatro traía ramas para hacer la estructura. Un alentaba y guiaba el proceso.
Finalmente, lograron construir un puente de madera y pudieron cruzar el río. Los tres amigos continuaron su carrera y, cuando llegaron a la meta, descubrieron que no se trataba de quién llegaba primero, sino del camino que habían compartido juntos.
"Nunca pensé que ser el número uno podría ser tan divertido!" - comentó Un, sonriendo.
"Y yo nunca imaginé que trabajar en equipo podría hacernos más fuertes," - dijo Tres mientras chocaba la mano de Cuatro.
"¡Así es! Juntos somos más que solo números!" - exclama Cuatro.
A partir de ese día, Un no solo se sintió como un número, sino como un amigo. Entendió que, aunque era uno, podía hacer mucho si unía fuerzas con los demás. No importa si eras el 1, el 2, o el 10; todos eran importantes y tenían un papel único que desempeñar.
Y así, Arcoíris no solo se llenó de colores, sino también de risas y amistad. Un se convirtió en el líder de muchos juegos y aventuras, mostrando que incluso los más pequeños pueden hacer grandes cosas.
Y en cada rincón del pueblo, los números aprendieron que juntos, podían lograr cualquier cosa, porque cada uno, independientemente de su número, era especial y valioso. Entonces, Un ya no se sentía solo, y de hecho, tenía más amigos que nunca.
Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!
FIN.