El Monito Azul y la Fuerza de la Diversidad


Había una vez un pequeño monito llamado Simón que vivía en la selva. Simón era diferente a los demás monitos, tenía el pelaje de color azul y unas orejas más grandes de lo normal.

Aunque él era amable y divertido, los otros animales se burlaban de él por ser diferente. Un día, mientras jugaba con sus amigos, llegó un pájaro llamado Lucas muy enojado.

"¡Escuché algo terrible sobre ti, Simón!", exclamó Lucas al posarse en una rama cercana. - ¿Qué es lo que escuchaste? -preguntó Simón preocupado. - Dicen que eres un ladrón y que robas frutas de los árboles durante la noche -respondió Lucas maliciosamente. Simón se sorprendió mucho al oír eso.

Él nunca había hecho algo así y no entendía por qué alguien inventaría algo tan malo sobre él. Sin embargo, rápidamente se corrió la voz entre todos los animales de la selva y comenzaron a burlarse aún más del pobre Simón.

La tristeza invadió su corazóncito, pero en lugar de dejarse vencer por las burlas, decidió hacer algo al respecto. Se acercó a su querida mamá mono y le contó todo lo ocurrido.

- Mamá, estoy cansado de ser diferente y que todos se burlen de mí. ¿Qué puedo hacer para cambiar esto? -le preguntó Simón entre lágrimas.

Su mamá lo abrazó cariñosamente y le dijo: "Querido hijo, recuerda siempre que no importa cómo te veas por fuera; lo importante es cómo eres por dentro. Eres un monito especial y único, y eso es algo que nadie puede quitarte".

Simón se sintió reconfortado con las palabras de su mamá y decidió demostrarle a todos los animales de la selva que las apariencias no importan. Un día, cuando los animales se reunieron en el gran árbol para burlarse una vez más de Simón, quedaron sorprendidos al verlo con una caja grande y misteriosa. - ¡Atención a todos! -gritó Simón-.

He creado algo maravilloso que cambiará nuestras vidas para siempre. Intrigados, los animales se acercaron a ver qué había dentro de la caja. Al abrirla, descubrieron un hermoso arcoíris hecho con plátanos pintados de diferentes colores.

- Este arcoíris representa nuestra diversidad y muestra que cada uno de nosotros es especial y valioso -explicó Simón emocionado-. No importa si somos diferentes o iguales; lo importante es aceptarnos unos a otros tal como somos.

Los animales quedaron maravillados ante la belleza del arcoíris y escucharon atentamente las palabras inspiradoras de Simón.

Poco a poco, empezaron a comprender el mensaje tan importante que les estaba transmitiendo: ser diferente no era algo malo, sino algo hermoso que nos hace únicos. A partir de ese día, los animales dejaron atrás las burlas y comenzaron a valorar las cualidades especiales de cada uno.

Juntos construyeron un ambiente lleno de respeto y amistad donde todos eran aceptados sin importar sus diferencias físicas. Simón se convirtió en un líder amado y respetado por todos. Su historia de superación y aceptación inspiró a muchos animales de la selva, e incluso más allá de ella.

Y así, Simón demostró que el amor propio y la aceptación son las claves para construir un mundo mejor donde todos podamos vivir felices siendo nosotros mismos, sin importar cómo seamos por fuera.

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