El mono juguetón



Había una vez en la selva un mono muy juguetón llamado Simón, a quien le encantaba pasar el tiempo saltando de árbol en árbol y jugando con sus amigos.

Un día, mientras exploraba un nuevo tramo de la selva, Simón encontró un extraño objeto brillante y redondo. Curioso, decidió llevárselo consigo. Al descubrir que era una pelota, Simón no pudo contener su emoción. -¡Miren lo que encontré amigos! ¡Es una pelota! -gritó Simón entusiasmado.

Sus amigos, el elefante Ezequiel y la jirafa Josefina, se acercaron a ver. -¡Qué divertido! Podemos jugar juntos y hacer nuevos juegos -dijo Ezequiel. Simón y sus amigos comenzaron a jugar con la pelota, inventando divertidos juegos y desafiándose unos a otros.

Sin embargo, mientras jugaban, la pelota se desvió y cayó en la guarida de Bruno, el oso gruñón. Bruno salió furioso, exigiendo que le devolvieran su pelota. -¡Esta es mi pelota y no quiero que la toquen! -gritó Bruno.

Simón se acercó a Bruno con valentía y le explicó que solo querían jugar y que podrían compartir la pelota. Bruno, sorprendido por la amabilidad de Simón, aceptó a regañadientes y se unió al juego. Todos juntos pasaron una tarde inolvidable, riendo, jugando y compartiendo.

Desde ese día, Simón, Ezequiel, Josefina y Bruno se convirtieron en grandes amigos, demostrando que la amistad y la cooperación pueden superar cualquier dificultad.

Y la pelota brillante se convirtió en el símbolo de su unión y compañerismo en la selva.

FIN.

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