El mono Luis y la lección de la curiosidad



Había una vez en la selva un travieso mono llamado Luis. Un día, mientras jugaba cerca de la ribera, escuchó un suave susurro que lo llamaba. Curioso, se acercó sigilosamente y descubrió una hermosa serpiente con ojos hipnóticos. La serpiente, queriendo divertirse, comenzó a mecerse rítmicamente y a cantar una melodía encantadora. El mono Luis, fascinado por el espectáculo, se acercó más y más, sin darse cuenta del peligro que corría.

"Hola, amiguito. ¿Quieres escuchar una canción especial que he compuesto?", susurró la serpiente con una voz melodiosa.

Luis, emocionado, asintió con entusiasmo y se sentó a escuchar la maravillosa melodía. Sin embargo, a medida que la serpiente lo hipnotizaba con su canto, Luis comenzó a sentirse adormilado y mareado. En ese momento, un sabio búho que observaba la escena desde un árbol cercano decidió intervenir.

"¡Luis, cuidado! Esa serpiente te está hipnotizando para atraparte. ¡Debes alejarte de allí!", gritó el búho con voz firme.

Al escuchar las advertencias del búho, el mono Luis sacudió la cabeza y se dio cuenta del peligro en el que se encontraba. Con un esfuerzo sobrehumano, logró alejarse de la serpiente y correr hasta donde se encontraba el sabio búho. Una vez a salvo, el búho le explicó a Luis la importancia de ser curioso, pero también de ser cuidadoso y no ponerse en peligro por satisfacer su curiosidad.

Desde ese día, el mono Luis aprendió a equilibrar su curiosidad con la prudencia, explorando el mundo que lo rodeaba de manera segura y buscando conocimiento sin correr riesgos innecesarios. Y cada vez que escuchaba el susurro tentador de la serpiente, recordaba la valiosa lección que el sabio búho le había enseñado.

Moraleja: La curiosidad es una gran cualidad, pero debemos ser conscientes de los peligros que pueden acechar y actuar con prudencia.

FIN.

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