El Mono y el Niño de la Selva



Había una vez en lo más profundo de la selva, un mono travieso y curioso llamado Mateo. Mateo vivía entre las ramas de los árboles, saltando de un lugar a otro y explorando cada rincón de la selva.

Un día, mientras jugaba, escuchó un suave llanto. Mateo se acercó sigilosamente y descubrió a un niño perdido entre la vegetación. El niño se llamaba Juan y llevaba varias horas extraviado.

Mateo, conmovido por la situación, decidió ayudar al niño a encontrar el camino de regreso a su aldea. -Hola, ¿cómo te llamas? -preguntó Mateo con entusiasmo. -Soy Juan, y me he perdido en esta selva -respondió el niño con tristeza. -No te preocupes, Juan.

Yo te guiaré de vuelta a casa -dijo Mateo con determinación. Juntos, el mono y el niño emprendieron un emocionante viaje a través de la selva. En el camino, se encontraron con peligros como serpientes, ríos caudalosos y campos enredados.

Sin embargo, con astucia y valentía, lograron superar cada obstáculo. Durante el viaje, Mateo enseñó a Juan cómo trepar árboles, reconocer plantas medicinales y escuchar y respetar los sonidos de la selva.

Por otro lado, Juan le enseñó a Mateo acerca de la amistad, la lealtad y el cariño. Juntos, descubrieron que la vida en la selva era hermosa y llena de sorpresas. Al llegar a la aldea, Juan y Mateo fueron recibidos con alegría y gratitud.

Los padres de Juan agradecieron a Mateo por cuidar de su hijo y, como muestra de amor, le otorgaron un lugar especial en la aldea.

Desde ese día, Mateo vivió en armonía con los habitantes de la aldea, enseñando a los niños los secretos de la selva y compartiendo momentos inolvidables. Juan y Mateo se convirtieron en grandes amigos, demostrando que el amor y la amistad pueden superar cualquier obstáculo en la vida.

FIN.

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