El mono y la banana de chocolate



Había una vez en la selva un mono llamado Simón, que era conocido por ser muy curioso y aventurero. Un día, mientras exploraba la selva, se encontró con una misteriosa banana de chocolate.

- ¡Guau, qué delicia! Nunca he probado algo así antes - exclamó Simón, emocionado. Sin embargo, justo en ese momento apareció la sabia tortuga Tita, quien le advirtió: - Simón, ten cuidado, esa banana de chocolate puede ser peligrosa.

No sabes de dónde viene ni quién la dejó ahí. Pero Simón, demasiado tentado, decidió ignorar la advertencia y se comió la banana de un solo bocado.

De repente, algo extraño comenzó a suceder: Simón empezó a sentirse mareado y mareado, y su piel se volvió del color del chocolate. Con gran asombro, se dio cuenta de que se estaba transformando en un mono de chocolate. Lleno de pánico, Simón corrió hacia Tita para pedir ayuda. - Tita, ¿qué me está pasando? - balbuceó Simón.

Tita, con calma, le explicó que la banana de chocolate había sido creada por una antigua bruja de la selva, cuya magia había causado la transformación.

Pero también le dijo que había una manera de deshacer el hechizo: Simón debía encontrar la flor de la selva, la más extraordinaria y mágica de todas, y consumirla antes de que la luna llena desapareciera.

Sin dudarlo, Simón se dispuso a emprender la búsqueda de la flor, enfrentando desafíos y superando obstáculos en cada paso del camino. Finalmente, después de superar sus miedos y demostrar su valentía, Simón encontró la flor de la selva y la consumió rápidamente.

En un abrir y cerrar de ojos, el hechizo se rompió y Simón volvió a su forma original, sintiéndose más fuerte y sabio que nunca. A partir de ese día, Simón comprendió la importancia de escuchar consejos y ser cauto, pero también aprendió que siempre hay una solución para los problemas, por más difíciles que parezcan.

Y así, el valiente mono se convirtió en un ejemplo para todos en la selva.

FIN.

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