El Monstruo Amigo


Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, rodeado de un hermoso bosque. En ese lugar vivían muchos niños y niñas felices, pero también había algo que los inquietaba: el miedo al Mounstro del bosque.

El Mounstro era una criatura enorme y aterradora que se decía que aparecía solo por la noche. Su presencia generaba mucho terror entre los habitantes del pueblo, especialmente entre los más pequeños.

Cada vez que oscurecía, todos se encerraban en sus casas con puertas y ventanas bien cerradas. Un día llegó al pueblo una niña llamada Valentina. Era valiente y curiosa, no le tenía miedo a nada.

Desde su primer día en Villa Esperanza, escuchó las historias sobre el Mounstro y decidió descubrir si realmente existía o si todo era producto de la imaginación de la gente. Una noche, mientras todos dormían tranquilos en sus casas, Valentina salió sigilosamente hacia el bosque.

A medida que se adentraba en él, el silencio era abrumador y solo podía escuchar sus propios pasos. De repente, sintió un ruido extraño detrás de unos arbustos. Valentina se acercó despacio y vio a un pequeño conejito asustado escondido allí.

El conejito temblaba de miedo y parecía haberse perdido en el bosque oscuro. "¡No tengas miedo! Soy Valentina", dijo ella con ternura mientras extendía su mano para acariciar al conejito. "Voy a ayudarte".

El conejito miró a Valentina con sus grandes ojos y confió en ella. Juntos, comenzaron a explorar el bosque en busca del camino de regreso a casa. Mientras avanzaban, Valentina notó que el miedo que sentía desaparecía poco a poco.

Se dio cuenta de que la oscuridad del bosque no era tan terrible como imaginaba y que podía enfrentar cualquier cosa con valentía. De repente, escucharon un ruido fuerte detrás de ellos.

Era el Mounstro del bosque, pero esta vez no se veía tan aterrador como lo describían las historias. Tenía una expresión triste y solitaria en su rostro. "¿Por qué asustas a todos?", preguntó Valentina al Mounstro con valentía. "Todos tienen miedo de ti sin conocerte".

El Mounstro suspiró profundamente y explicó que solo quería hacer amigos, pero su apariencia asustaba a todos los habitantes del pueblo. Valentina sonrió comprensivamente y le dijo al Mounstro: "No tienes por qué ser temido si demuestras tu verdadera naturaleza amigable".

A partir de ese día, Valentina se convirtió en amiga del Mounstro y juntos trabajaron para cambiar la percepción de todos en Villa Esperanza sobre él. Organizaron actividades divertidas para conocerlo mejor y demostrarles que no había nada malo ni peligroso en él.

Poco a poco, el miedo al Mounstro desapareció por completo en Villa Esperanza. Los niños dejaron de encerrarse en sus casas durante la noche y comenzaron a disfrutar nuevamente del hermoso bosque.

La historia de Valentina enseñó una valiosa lección a todos: no juzgar a alguien por su apariencia y siempre darle una oportunidad a los demás. Además, les recordó que el miedo se puede superar con valentía y comprensión.

Desde aquel día, Valentina se convirtió en la heroína de Villa Esperanza y su historia fue contada una y otra vez para recordarles a todos que el verdadero valor está en enfrentar nuestros miedos y encontrar la amistad donde menos lo esperamos.

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