El Monstruo Amistoso del Bosque



Había una vez una niña llamada Lila que vivía en un pequeño pueblo al borde de un misterioso bosque. Cada día, soñaba con explorar ese lugar lleno de árboles altos, ríos cantores y luces que danzaban entre las hojas. Un día decidida, Lila se armó de valor y se adentró en el bosque.

Mientras caminaba, sentía cómo el suelo crujía bajo sus pies y los pájaros cantaban melodías encantadoras. Lila recogió flores de colores brillantes y observó a las mariposas revoloteando. "¡Qué hermoso es todo aquí!" - se decía a sí misma, llena de alegría.

Pero, de pronto, oyó un ruido extraño. Un fuerte susurro venía de detrás de un arbusto. Lila, muy curiosa, se acercó con cuidado y, para su sorpresa, encontró un gran monstruo. Era enorme, con piel verde y escamosa, ojos como dos faros y una enorme sonrisa.

"Hola, pequeña. No tengas miedo. Me llamo Grunf. ¡Soy un monstruo amistoso!" - dijo el monstruo con una voz profunda pero cálida.

Lila, que al principio se asustó, comenzó a calmarse al ver la sonrisa de Grunf. "Hola, Grunf. Soy Lila. No sabía que había monstruos amistosos en el bosque. ¿Por qué estás aquí?" - preguntó, mirando al monstruo con curiosidad.

"Yo cuido este bosque y a todos los seres que viven aquí. Algunos animales se asustan de mí, pero sólo quiero ser su amigo." - explicó Grunf, rascándose la cabeza con su enorme mano.

"¿Cómo puedes asustarlos si eres tan amigable?" - inquirió Lila.

"A veces, lo que es diferente puede parecer aterrador. Pero si nos conocemos, podemos ser amigos." - dijo Grunf, señalando a un grupo de ardillas que se asomaban tímidamente entre los árboles.

Lila pensó en esto y decidió presentarle a Grunf a las ardillas. "¿Puedo ayudarte a demostrarles que no eres malo?" - preguntó entusiasmada.

Grunf asintió y juntos se acercaron a las ardillas. Lila les explicó. "¡Chicos, este es Grunf, el monstruo del bosque! Es muy amable y quiere jugar con ustedes." - Las ardillas miraron a Lila y luego a Grunf, pero aún tenían miedo. Grunf se agachó y susurró:

"Voy a hacer algo divertido. ¡Sorpresa!" - Entonces empezó a hacer un pequeño baile cómico. Movía sus patas torpemente mientras hacía ruidos divertidos. Las ardillas, al principio reticentes, comenzaron a reírse y a acercarse.

"¡Mirá cómo me muevo!" - exclamó Grunf, haciendo un giro que lo hizo caer de espalda, risas llenaron el aire. Uno a uno, las ardillas se acercaron, y pronto todos estaban jugando juntos en el claro del bosque.

Después de un rato, Lila se dio cuenta de que Grunf no solo había hecho amigos, sino que también había roto el mito de que los monstruos siempre son malvados. "Gracias, Grunf. Ahora sé que no hay que juzgar a alguien por su apariencia. Lo que importa es el corazón." - dijo Lila sonriendo.

Grunf sonrió también. "Siempre recuerda, Lila: la amistad puede vencer a los miedos, y juntos podemos hacer del mundo un lugar más amable." -

Desde ese día, Lila y Grunf se convirtieron en los mejores amigos. Cada vez que la niña regresaba al bosque, llevaba consigo a otros amigos del pueblo para que conocieran a Grunf. Los niños descubrieron que el bosque no estaba lleno de monstruos aterradores, sino de un mundo lleno de sorpresas y magia.

Juntos, aprendieron a cuidar de la naturaleza y a valorar la diversidad, creando lazo de amistad entre todos los seres del bosque. El monstruo amistoso, ya no era un tema de cuentos de terror, sino un símbolo de amor y amistad.

Y así, Lila y Grunf vivieron muchas aventuras, enseñando a todos la importancia de mirar más allá de las apariencias y celebrar las diferencias. Fin.

FIN.

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