El monstruo amistoso en el bosque



Había una vez una niña llamada Sofía, una pequeña muy valiente y curiosa. Un día, mientras jugaba en el parque cerca de su casa, escuchó un extraño ruido proveniente del bosque cercano.

Intrigada, se acercó sigilosamente para ver qué era. Para su sorpresa, Sofía vio a un monstruo enorme y animal que parecía estar persiguiéndola. Sin pensarlo dos veces, la niña salió corriendo lo más rápido que pudo.

A medida que corría, las ramas de los árboles se agitaban y los ojos rojos del monstruo brillaban en la oscuridad. Sofía sabía que tenía que encontrar un lugar seguro donde ocultarse hasta que el monstruo dejara de perseguirla.

Recordó haber visto una cueva escondida en el camino hacia el río y decidió dirigirse allí. Mientras corría desesperadamente por el bosque, escuchó una voz amistosa detrás de ella: era Lucas, su mejor amigo. "¡Sofía! ¡Espera!", gritó Lucas mientras intentaba alcanzarla.

Sofía se detuvo por un momento y le explicó a Lucas sobre el monstruo que la perseguía. Juntos continuaron corriendo hacia la cueva para ponerse a salvo.

Cuando finalmente llegaron a la cueva, Sofía y Lucas cerraron la entrada con unas piedras grandes para evitar que el monstruo entrara. Estaban seguros dentro de la cueva pero también tenían miedo porque no sabían cómo deshacerse del monstruo. De repente, Sofía tuvo una idea brillante.

Recordó haber leído en un libro que los monstruos a menudo tienen miedo de cosas inesperadas y ruidosas. "Lucas, ¿recuerdas cuando jugamos con petardos en el cumpleaños de mi hermano?", preguntó Sofía emocionada. Lucas asintió y sonrió.

Juntos, buscaron en sus mochilas y encontraron algunos petardos que habían guardado como recuerdo. Decidieron usarlos para asustar al monstruo. Con mucho cuidado, salieron de la cueva y se acercaron sigilosamente al monstruo dormido. Encendieron los petardos y los hicieron explotar cerca del monstruo.

El estruendo fue tan fuerte que el monstruo se despertó sobresaltado. El monstruo miró a su alrededor confundido por un momento antes de darse cuenta de lo que había sucedido.

Al ver a Sofía y Lucas parados frente a él, el monstruo notó cómo temblaban de miedo. El corazón valiente de Sofía le dio coraje para hablarle al monstruo: "-¿Por qué nos perseguías? ¡Solo estábamos jugando!"El monstruo bajó lentamente la cabeza avergonzado mientras respondía: "-Lo siento mucho, no quería asustarlos.

Solo estaba buscando amigos". Sofía sintió compasión por el pobre monstruo solitario y decidió darle una oportunidad: "-Está bien, pero nunca más debes perseguirnos así".

Desde ese día, Sofía, Lucas y el antiguo —"monstruo"  llamado Max se convirtieron en grandes amigos. Juntos exploraban el bosque, construían fuertes y jugaban todo el tiempo.

Max aprendió a ser amable y a no asustar a las personas, mientras que Sofía y Lucas aprendieron que no debían juzgar a alguien solo por su apariencia. La historia de Sofía, Lucas y Max nos enseña la importancia de dar segundas oportunidades y de no dejarnos llevar por los estereotipos.

A veces, lo que parece un monstruo puede convertirse en nuestro mejor amigo si le damos una oportunidad. Y así, vivieron felices para siempre explorando el mundo juntos, sin miedo ni prejuicios.

FIN.

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