El monstruo asustado


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde todos sus habitantes vivían felices y en armonía. Sin embargo, un día algo inesperado sucedió: el miedo se apoderó de cada rincón de la villa.

Todo comenzó cuando apareció un extraño monstruo llamado Terribilis, que aterrorizaba a los niños con sus rugidos espeluznantes. Los padres estaban desesperados por encontrar una solución para calmar el terror que invadía a sus hijos.

Un grupo de valientes amigos conformado por Martina, Lucas y Mateo decidió enfrentar al monstruo y descubrir cómo vencerlo. Juntos emprendieron un viaje hacia lo desconocido, llenos de coraje y determinación.

Caminaron por oscuros bosques y atravesaron peligrosas montañas hasta llegar a una cueva misteriosa donde se rumoreaba que Terribilis tenía su guarida. Al entrar en la cueva, fueron recibidos por criaturas amigables pero asustadas. Ellas les contaron que Terribilis era en realidad un ser solitario que también tenía miedo del mundo exterior.

Había llegado al pueblo buscando refugio debido a su propia inseguridad. Los amigos decidieron hablar con Terribilis para entender mejor su situación. Con mucho cuidado se acercaron al monstruo mientras este gruñía amenazadoramente.

"¡No te acerques! ¡Soy muy peligroso!"- exclamó Terribilis intentando asustarlos. Pero Martina no se dejó intimidar y respondió con calma: "Entendemos que estés asustado, pero nosotros también estamos asustados.

¿Podemos hablar y buscar una solución juntos?"-Terribilis se sorprendió por la respuesta de los amigos y decidió escuchar lo que tenían para decir. Les contaron cómo el pueblo estaba lleno de miedo debido a sus rugidos.

El monstruo se dio cuenta de que su actitud estaba afectando negativamente a los demás y sintió remordimiento por su comportamiento. Comenzó a contarles sobre sus propios miedos y cómo había llegado a ser tan temible. Martina, Lucas y Mateo decidieron ayudar a Terribilis a superar sus miedos.

Juntos buscaron formas de enfrentar las situaciones difíciles sin recurrir al terror. Poco a poco, Terribilis fue cambiando su actitud y aprendiendo nuevas formas de relacionarse con los demás. Ya no era un monstruo espeluznante, sino un ser amigable dispuesto a ayudar en lo que fuera necesario.

Cuando regresaron al pueblo, todos se sorprendieron al ver al nuevo Terribilis. Los niños ya no sentían miedo cuando lo veían pasar por las calles, sino curiosidad e interés por conocerlo mejor.

El pueblo volvió a ser el lugar feliz y tranquilo que siempre había sido, gracias al coraje y comprensión de Martina, Lucas y Mateo.

Y así termina esta historia llena de enseñanzas: nunca juzgues a alguien solo por su apariencia o acciones iniciales; todos tenemos miedos internos que debemos aprender a enfrentar juntos.

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