El monstruo azul del bosque encantado


Había una vez en un bosque encantado, dos amigas llamadas Halia y Nara. Les encantaba explorar juntas y descubrir todos los secretos que escondían los rincones mágicos de la naturaleza.

Un día, decidieron aventurarse más allá de lo conocido y se adentraron en lo más profundo del bosque. El sol brillaba entre las ramas de los árboles, creando destellos dorados en el camino de las chicas. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de un claro cercano.

- ¡¿Qué será eso? ! -exclamó Nara con sorpresa. - No lo sé, pero deberíamos ir a investigar -respondió Halia con valentía.

Las dos amigas se acercaron sigilosamente al claro y vieron a lo lejos una figura imponente: era un monstruo de color azul. Sus ojos brillaban con intensidad y su rugido resonaba por todo el bosque. A pesar del miedo que sentían, Halia y Nara sabían que debían hacer algo al respecto.

Decidieron acercarse al monstruo con cuidado, recordando las historias que sus abuelos les contaban sobre la importancia de no juzgar a alguien por su apariencia. Cuando estuvieron frente al monstruo, notaron que no parecía tan feroz como pensaban. - ¿Hola? -dijo Halia tímidamente-.

¿Por qué estás aquí? El monstruo miró a las chicas con tristeza en sus ojos azules y les contó que se sentía solo porque todos huían asustados al verlo.

Explicó que su color azul era diferente a los demás monstruos del bosque y por eso se sentía rechazado. - No tienes por qué sentirte solo -dijo Nara con dulzura-. Nosotras estamos aquí para ser tus amigas.

Las chicas pasaron horas conversando con el monstruo azul, aprendiendo sobre sus gustos, sueños y temores. Descubrieron que tenía un corazón bondadoso y anhelaba tener amigos con quienes compartir sus días en el bosque encantado. Con el tiempo, Halia, Nara y el monstruo azul se convirtieron en inseparables compañeros de aventuras.

Juntos exploraban cada rincón del bosque, ayudándose mutuamente y demostrando que la verdadera amistad va más allá de las apariencias.

Desde ese día, el bosque encantado resonaba con risas y alegría gracias a la increíble amistad entre Halia, Nara y el monstruo azul. Y así demostraron que nunca hay que juzgar a alguien sin conocerlo primero, porque la verdadera belleza está en el interior de cada ser vivo.

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