El monstruo de la caries



En un pequeño pueblo llamado Sonrisas, los niños siempre se reían y jugaban felices. Sus risas eran contagiosas, pero había un pequeño secreto que todos guardaban: el monstruo de la caries. Este monstruo, que sólo se aparecía en la mente de los más pequeños, tenía el poder de hacer que los dientes se pusieran amarillos y se dejaran de sonreír para siempre.

Un día, mientras juegan en el parque, Juanito, una de las criaturas más traviesas del pueblo, exclamó:

"¡Yo no le tengo miedo al monstruo de la caries! ¡No existe!"

Pero Mica, su mejor amiga, lo miró preocupada y le respondió:

"Juanito, existen historias de niños que no se cepillaron los dientes y terminaron con caries. ¡No queremos que el monstruo venga a buscarnos!"

Juanito se rió, pero en su interior sentía un pequeño escalofrío.

Así, esa noche, mientras Juanito estaba en su cama, sintió un rugido extraño. De repente, se encontró cara a cara con el monstruo de la caries. Tenía ojos grandes, dientes amarillos y un aliento que olía a dulces.

"¡Hola, Juanito!" dijo el monstruo, con una voz profunda. "Soy el monstruo de la caries y he venido por aquellos que no cuidan sus dientes."

Juanito, aterrorizado, preguntó:

"¿Qué me harás?"

El monstruo se rió y explicó:

"Si no te cepillas los dientes, me voy a instalar en ellos y crearé caries que te harán daño. Pero no me gustaría hacerlo, así que tengo una propuesta: ¡te enseñaré cómo cuidar tus dientes!"

Juanito, con curiosidad, aceptó la oferta del monstruo.

"Primero" , continuó el monstruo, "debes cepillarte los dientes al menos dos veces al día, especialmente antes de dormir. Usa un cepillo y pasta de dientes">

Juanito escuchaba atentamente y preguntó:

"¿Y qué más puedo hacer?"

El monstruo sonrió orgulloso y dijo:

"¡Comer saludable! Frutas y verduras son tus amigas, y recuerda, los dulces son los que me llaman a visitarte. Puedes comerlos, pero con moderación."

Juanito empezó a entender. Sus ojos brillaban de emoción cuando el monstruo siguió:

"Y no olvides ir al dentista cada seis meses. Ellos son los superhéroes que te ayudan a mantener tus dientes relucientes."

El chico se dio cuenta de que, a pesar de que el monstruo parecía asustador, tenía un buen mensaje. Fue así que, después de una larga conversación, el monstruo desapareció prometiendo enviarle un recordatorio por las noches.

Al día siguiente, Juanito se despertó lleno de energía y decidió contarle a Mica lo que había aprendido.

"¡Mica! Anoche conocí al monstruo de la caries y me enseñó todo sobre el cuidado dental. Desde ahora, cuidaré mis dientes."

Mica lo miró incrédula, y Juanito le contó toda la historia.

"¡Eso suena genial! Pero, ¿no tenías miedo?"

"Un poco al principio, pero ahora sé que puedo luchar contra el monstruo de la caries con un buen cepillo y una sonrisa brillante."

Juntos, decidieron formar una Liga de Sonrisas en el colegio, donde se encargarían de enseñar a todos sus amigos sobre la importancia del cuidado dental. Hicieron carteles coloridos, que decían: "¡Cepíllate y sonríe!" Y así, el espíritu de cuidado dental se esparció por el pueblo.

Con el tiempo, todos aprendieron a cuidarse. Juanito y Mica sentían orgullo de ver a sus amigos felices y con sonrisas brillantes. Y el monstruo de la caries nunca volvió a visitarlos.

Así, el pueblo de Sonrisas se convirtió en un lugar donde el cuidado dental era una prioridad, y todos vivieron sonrientes y felices, sabiendo que habían derrotado al monstruo de la caries gracias al conocimiento y la amistad.

FIN.

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