El monstruo de la ignorancia
Había una vez en un pequeño pueblito llamado San Martín, dos jóvenes enamorados llamados Lourdes y Juan Pablo. Ellos se conocieron desde niños cuando sus familias se mudaron al pueblo en busca de tranquilidad y aire fresco.
Lourdes era una chica hermosa, con unos grandes ojos cafés y cabello largo y oscuro que le llegaba hasta la cintura.
Era muy cariñosa con todos los habitantes del pueblo, especialmente con los ancianos a quienes visitaba regularmente llevándoles comida caliente y escuchando sus historias. Juan Pablo por su parte era un chico apuesto, alto y musculoso, con una sonrisa contagiosa que iluminaba el rostro de todos los que lo rodeaban.
Él era muy trabajador, ayudaba a su padre en la huerta familiar y siempre estaba dispuesto a ayudar a sus vecinos cuando lo necesitaban.
Un día mientras caminaban juntos por el bosque cercano al pueblo, Juan Pablo tomó la mano de Lourdes y le confesó su amor:"Lourdes, desde hace mucho tiempo te amo profundamente. Me gustaría ser tu compañero para siempre". Lourdes sintió como si mil mariposas estuvieran revoloteando en su estómago al escuchar las palabras de Juan Pablo.
Ella también lo amaba pero no sabía cómo responderle. En ese momento un ruido extraño interrumpió su conversación. "¿Qué fue eso?" preguntó Lourdes asustada. "No lo sé", respondió Juan Pablo preocupado "Pero es mejor que regresemos al pueblo".
Cuando llegaron al pueblo descubrieron que algo extraño estaba sucediendo. Los animales estaban inquietos y los habitantes se veían nerviosos y preocupados. "¿Qué pasa aquí?" preguntó Juan Pablo a uno de los vecinos.
"Hay rumores de que un monstruo está atacando el pueblo", respondió el hombre con voz temblorosa. Lourdes y Juan Pablo decidieron investigar lo que estaba sucediendo. Caminaron por las calles del pueblo buscando pistas hasta que encontraron unas huellas extrañas cerca del bosque.
Decidieron seguir las huellas para descubrir qué estaba pasando. Caminaron durante horas, siguiendo las huellas hasta que llegaron a una cueva oscura y tenebrosa. Con mucho miedo pero valentía decidieron entrar en la cueva para descubrir al responsable de los ataques al pueblo.
Cuando entraron en la cueva se encontraron con una sorpresa: un oso gigante había sido herido por cazadores furtivos y se había refugiado en la cueva para sanar sus heridas.
El oso no era malvado como todos habían pensado, solo tenía miedo debido a sus heridas. Lourdes y Juan Pablo entendieron que debían ayudar al oso herido, así que regresaron al pueblo en busca de ayuda.
Convencieron a los habitantes del pueblo para ir todos juntos a la cueva e intentar curar al animal herido. Juntos trabajaron arduamente para curarlo, dándole medicamentos y cuidándolo con amor hasta que finalmente el oso se recuperó completamente y fue liberado en su hábitat natural lejos del pueblo.
Gracias a Lourdes y Juan Pablo, el misterio de los ataques al pueblo fue resuelto y todos aprendieron una valiosa lección: no debemos juzgar a alguien sin conocer su verdadera historia.
Además, Lourdes y Juan Pablo se dieron cuenta de que su amor era más fuerte que cualquier obstáculo y decidieron estar juntos para siempre. Y así, el pequeño pueblito de San Martín volvió a ser un lugar tranquilo y feliz gracias al amor, la valentía y la compasión de dos jóvenes enamorados.
FIN.