El Monstruo de las Emociones


Había una vez un Monstruo de Colores que vivía en un mundo lleno de emociones.

Este monstruito era muy especial, ya que podía cambiar de color según lo que sintiera en su corazón: alegría, tristeza, enfado, miedo, calma y amor. Un día soleado, el Monstruo de Colores decidió salir a explorar el bosque. Mientras caminaba entre los árboles, se encontró con Lupita, una niña muy curiosa y llena de energía.

- ¡Hola Monstruo! ¿Qué haces por aquí? - preguntó Lupita con una sonrisa. - Hola Lupita. Estoy descubriendo el mundo y aprendiendo sobre las emociones - respondió el Monstruo. Lupita se emocionó al escuchar eso y decidió acompañarlo en su aventura.

Juntos recorrieron diferentes lugares del bosque mientras el Monstruo les iba mostrando cómo se veían sus colores cuando estaba alegre o triste. En ese momento apareció Caleb, un niño travieso pero muy inteligente.

Al ver al Monstruo de Colores cambiantes, no pudo evitar hacerle bromas para provocarlo. - ¡Eh tú! ¿Por qué cambias tanto de color? Eres raro - dijo Caleb burlándose. El Monstruo se puso triste por los comentarios negativos y comenzó a llorar lágrimas azules.

Pero Lupita intervino rápidamente para defenderlo:- No seas malo Caleb. El Monstruo es especial porque puede sentir muchas emociones diferentes. Es algo maravilloso. Caleb reflexionó sobre las palabras de Lupita y se dio cuenta de que había sido insensible.

Decidió disculparse con el Monstruo y juntos continuaron su aventura. Mientras tanto, en otro rincón del bosque, Jostin, un niño tímido pero muy reflexivo, observaba a lo lejos la interacción entre el Monstruo de Colores y sus nuevos amigos.

Se acercó sigilosamente para unirse al grupo. - Hola chicos, ¿qué están haciendo? - preguntó Jostin tímidamente. - Estamos aprendiendo sobre las emociones con el Monstruo de Colores. ¡Ven y únete a nosotros! - exclamó Lupita emocionada.

Jostin decidió darle una oportunidad a esta aventura y poco a poco fue sintiéndose más cómodo expresando sus propias emociones. El Monstruo de Colores le enseñaba cómo canalizar su enfado o miedo hacia algo positivo como la calma o el amor.

Así pasaron los días explorando juntos, aprendiendo sobre las emociones y compartiendo experiencias inolvidables. Un día, mientras estaban cerca de un lago cristalino, el Monstruo notó que estaba perdiendo sus colores poco a poco.

Estaba confundido porque no sabía qué emoción estaba sintiendo en ese momento. Lupita se acercó al monstruito preocupada:- Tranquilo amigo, eso significa que estás experimentando algo nuevo: la paz interior. Es una emoción muy especial que nos ayuda a estar tranquilos y felices por dentro.

El Monstruo sonrió al escuchar esas palabras y recuperó sus colores brillantes. Ahora sabía que aunque todas las emociones eran importantes, la calma era fundamental para mantener el equilibrio en su vida.

Desde ese día, el Monstruo de Colores, Lupita, Caleb y Jostin siguieron explorando juntos y ayudándose mutuamente a entender y expresar sus emociones. Aprendieron que cada emoción tenía su momento y lugar adecuado, y que todas eran parte importante de ser humanos.

Y así, con amistad y comprensión, el Monstruo de Colores y sus amigos continuaron viviendo aventuras emocionantes mientras seguían aprendiendo sobre las maravillas del corazón humano.

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