El Monstruo de las Emociones y la Zanahoria Perdida



Había una vez, en un hermoso jardín lleno de flores y árboles frondosos, vivía Monstruo Colores. Era un monstruo muy especial, ya que representaba todas las emociones del mundo.

Cada color de su cuerpo reflejaba una emoción diferente: el rojo era la ira, el azul la tristeza, el amarillo la alegría, el verde la calma y así sucesivamente. Un día soleado, Monstruo Colores decidió hacer algo diferente y se aventuró a explorar más allá del jardín.

Mientras caminaba por los senderos del bosque cercano, vio a un pequeño conejito llorando bajo un árbol. - ¿Qué te pasa conejito? -preguntó Monstruo Colores con curiosidad.

El conejito levantó su cabeza y sollozando respondió:- Perdí mi zanahoria favorita y ahora no sé qué hacer. Monstruo Colores sintió pena por él y su color azul de tristeza comenzó a brillar intensamente. Decidió ayudarlo y utilizar sus habilidades para encontrar la zanahoria perdida.

Siguiendo las huellas dejadas por el conejito, llegaron hasta una cueva oscura donde encontraron al travieso ratón escondido junto a la zanahoria robada. - ¡Ratón! ¿Por qué le quitaste la zanahoria al conejito? -exclamó Monstruo Colores con voz firme.

El ratón se sobresaltó al ver al enorme monstruo frente a él y tartamudeando respondió:- Yo solo quería tener una zanahoria para mí, pero ahora me siento muy arrepentido. El verde de la calma inundó el cuerpo de Monstruo Colores y decidió enseñarles una importante lección a ambos.

Les explicó que compartir era mucho más valioso que quedarse con algo solo para uno mismo. - Conejito, es importante aprender a compartir lo que tenemos.

Y ratón, es necesario entender que tomar cosas sin permiso lastima a los demás -dijo Monstruo Colores con sabiduría. Ambos animales se dieron cuenta de su error y prometieron cambiar su comportamiento. Juntos regresaron al jardín y compartieron la zanahoria con todos sus amigos animales.

Conforme pasaba el tiempo, Monstruo Colores continuaba explorando el mundo fuera del jardín y ayudando a aquellos que necesitaban comprensión y apoyo emocional. Aprendió a controlar sus colores y utilizarlos de manera equilibrada para guiar a otros en momentos difíciles.

Desde ese día, el jardín se llenó de alegría y armonía gracias al aprendizaje de Monstruo Colores. Todos los animales del lugar aprendieron sobre las diferentes emociones y cómo manejarlas adecuadamente.

Y así fue como este especial monstruito demostró al mundo que cada emoción tiene su propósito y puede ser utilizada para ayudar a los demás. Desde entonces, Monstruo Colores se convirtió en un símbolo de comprensión emocional en todo el reino animal.

FIN.

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