El Monstruo de las Formas



En un rincón alegre del mundo, donde los colores brillaban más que el sol, vivía un monstruo llamado Gigi. Gigi no era un monstruo cualquiera; era un monstruo de formas. Tenía un cuerpo parecidísimo a un rombo, brazos en forma de triángulos y una gran cabeza redonda con ojos que parecían dos círculos azules. A pesar de su apariencia peculiar, Gigi era un buen amigo y tenía un corazón enorme, lleno de amor por las matemáticas y el arte.

Un día, mientras Gigi danzaba por el bosque, encontró a su amiguita Sofía, una niña curiosa a la que le encantaba explorar. Sofía siempre llevaba con ella una caja llena de lápices de colores. Al ver a Gigi, se puso muy feliz.

"Hola, Gigi! ¿Qué estás haciendo?" -preguntó Sofía.

"¡Hola, Sofía! Estaba organizando una fiesta de formas geométricas. ¿Te gustaría unirte?" -respondió Gigi.

Sofía saltó de alegría y dijo:

"¡Por supuesto! Pero, ¿cómo se celebra una fiesta de formas?"

"Es muy fácil, solo necesitamos invitar a más amigos y hacer que cada uno traiga su forma favorita" -dijo Gigi emocionado.

Así que los dos amigos se pusieron a trabajar. Juntos invitaron a los cuadrados, círculos, triángulos y rectángulos del bosque. Todos estaban ansiosos por asistir a la fiesta, pero hubo un problema: no tenían suficientes colores para decorar.

Gigi, preocupado, dijo:

"Oh no, Sofía. ¡No puedo celebrar la fiesta sin colores!"

"No te preocupes, Gigi. Yo tengo muchos colores en mi caja. ¡Podemos compartirlos!" -propuso Sofía.

Gigi sonrió y respondió:

"¡Eso es una gran idea! Mientras más colores, más divertida será la fiesta. Pero tenemos que ser creativos."

Sofía se iluminó de emoción.

"Podemos hacer decoraciones en forma de arcoíris con todos mis lápices. ¡Vamos a usar todas las formas!"

Llenos de entusiasmo, empezaron a trazar círculos, dibujar triángulos y crear coloridos cuadrados. Sin embargo, mientras estaban ocupados, un rayo de sombra cubrió el bosque. Era el Gran Monstruo Gris, un ser que siempre se enfadaba cuando veía algo que no entendía.

El monstruo bramó:

"¿Qué están haciendo aquí? ¡No pueden jugar con formas y colores!"

Sofía, temblando, murmuró:

"Estamos preparando una fiesta de formas y colores. ¿Quieres unirte?"

El monstruo hizo una pausa.

"¿Una fiesta? Nunca he ido a una fiesta. Siempre me quedo solo…" -confesó,"No sé cómo jugar."

Gigi, con empatía, le dijo:

"No te preocupes, amigo. Vas a aprender. Las formas y los colores son para compartir. ¡Ven, te enseñaremos!"

Sofía miró al Gran Monstruo Gris y, con una sonrisa, agregó:

"¡Sí! Puedes dibujar con nosotros y aprender sobre las formas. Cada color tiene su lugar en el arcoíris!"

El Gran Monstruo Gris se sintió un poco más relajado y dijo:

"Bueno, si todos son tan amables, tal vez me gustaría intentarlo."

Así que juntos, se sentaron a dibujar. Gigi le mostró al monstruo cómo trazar un círculo perfecto, y Sofía le enseñó a combinar colores. Al principio, el Gran Monstruo Gris era un poco torpe, pero pronto se unió al ritmo de la fiesta.

A medida que pasaba el tiempo, el bosque se llenó de música y risas, y las formas coloreadas adornaban cada rincón. Gigi, Sofía y el Gran Monstruo Gris se convirtieron en amigos. Por primera vez, el Gran Monstruo Gris sintió lo lindo que era compartir y jugar.

Antes de que la fiesta terminara, el Gran Monstruo Gris, iluminado por la alegría, expresó:

"¡Nunca imaginé que jugar con formas y colores podría ser tan divertido! ¡Gracias por invitarme!"

Gigi y Sofía sonrieron y respondieron:

"¡Siempre podemos usar más amigos en nuestras aventuras de formas!"

Y así, en el bosque de colores, el Gran Monstruo Gris aprendió que las formas y los colores eran más que solo elementos; eran un puente para la amistad y la felicidad. Juntos, siempre recordarían ese día mágico en el que la amistad brilló más que cualquier color del arcoíris.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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