El monstruo de las palabras


Había una vez dos niños llamados Ly y Han. Un día, mientras exploraban el bosque cerca de su casa, se encontraron con un monstruo muy amigable.

Pero este no era un monstruo común y corriente, ¡se llamaba Tú!"Hola chicos, ¿cómo están?"- saludó el monstruo Tú con una sonrisa en su rostro. Ly y Han se miraron entre sí confundidos y comenzaron a reírse. "¡Tú te llamas Yo!"- dijo Ly entre risas. "No, no es así.

¡Yo me llamo Tú!"- respondió el monstruo divertido. Los niños estaban aún más confundidos pero también muy emocionados por la situación tan graciosa que estaban viviendo.

Decidieron seguir jugando con las palabras para ver hasta dónde podían llegar. "Entonces si tú te llamas Yo y yo me llamo Tú... "- comenzó Han pensativo "-¿Quién soy yo en realidad?"El monstruo Tú se rascó la cabeza y respondió: "Bueno, tú eres Han".

Los niños estallaron en carcajadas nuevamente ante la respuesta del monstruo. Pero luego de un rato, empezaron a reflexionar sobre lo que acababa de pasar.

Ly miró al monstruo Tú con curiosidad y preguntó: "¿Por qué te llamas así? ¿No tienes otro nombre?"El mostruo Tú suspiró y explicó: "En realidad, mi verdadero nombre es Monstruito Amistoso, pero siempre me han llamado simplemente "Tú". Me gusta ser diferente". Han asintió con la cabeza mientras procesaba toda esa información.

Pensó en lo importante que era respetar las decisiones de los demás y aceptar sus nombres, incluso si eran diferentes a lo que uno esperaba. "¡Eso es genial! ¡Me gusta tu nombre, Tú!"- exclamó Han con alegría. Ly sonrió y agregó: "Sí, tienes razón.

Es importante ser amigables y respetuosos con todos, sin importar cómo se llamen". El monstruo Tú asintió con la cabeza felizmente y les agradeció por entenderlo.

Juntos, continuaron explorando el bosque, riendo y jugando mientras aprendían lecciones valiosas sobre la importancia de la amistad y el respeto. Con el tiempo, Ly, Han y el monstruo Tú se convirtieron en grandes amigos. Aprendieron a disfrutar de su compañía sin preocuparse por los nombres o las apariencias.

Y así, cada vez que alguien preguntaba "¿Tú te llamas Yo?", ellos respondían con una gran sonrisa: "Noooo, yo me llamo Tú". Porque sabían que lo más importante era valorar a cada persona tal como era.

Y así fue como Ly, Han y el monstruo Tú vivieron muchas aventuras juntos en ese mágico bosque lleno de risas y palabras divertidas.

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