El Monstruo de las Suculentas


En un pequeño pueblo llamado Arroyito, vivía un monstruo muy especial llamado Rosalinda. A diferencia de los otros monstruos, Rosalinda no se alimentaba de sustancias aterradoras, sino de suculentas.

Tenía la habilidad de transformarse en diferentes suculentas para cazar a las personas que no aceptaban la diversidad de las demás. Un día, en el colegio de Arroyito, llegó un niño llamado Simón.

Simón era un niño muy curioso y lleno de energía, pero lamentablemente, no todos en el colegio le aceptaban por ser diferente. Simón tenía una discapacidad y por eso sufría mucho con los constantes comentarios hirientes de sus compañeros.

Un día, mientras Simón iba caminando a casa, vio a lo lejos a un ser extraño con forma de suculenta que se movía sigilosamente entre los arbustos. Temeroso, Simón decidió seguir caminando, pero el ser misterioso continuaba persiguiéndolo.

Asustado, el niño comenzó a correr y sin darse cuenta, llegó hasta un hermoso jardín donde se topó cara a cara con la criatura. Para su sorpresa, el monstruo se transformó en una suculenta de aspecto amigable y comenzó a hablar. -Hola, soy Rosalinda, el monstruo de las suculentas. Vine a protegerte de aquellos que no entienden la diversidad.

Simón, sorprendido, le contó a Rosalinda sobre las burlas que sufría en la escuela. -No te preocupes, Simón. Yo te enseñaré a transformar esas palabras hirientes en algo hermoso, como las suculentas que tanto me gustan.

Desde ese día, Simón y Rosalinda se volvieron grandes amigos. Rosalinda lo ayudaba a enfrentar las burlas con valentía y le enseñaba a valorar su propia diversidad.

Pronto, el resto de los niños del colegio empezaron a darse cuenta de lo especial que era Simón y aprendieron a aceptarlo tal como era. Con el tiempo, la tolerancia y la amistad florecieron en Arroyito, transformando el pueblo en un lugar donde la diversidad era celebrada. Y todo gracias al increíble monstruo de las suculentas, Rosalinda.

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