El Monstruo de Ropa y la Magia del Orden



En un pequeño pueblo, donde el sol siempre brillaba y los árboles eran altos y frondosos, vivía una niña llamada Lila. A Lila le encantaba jugar y hacer manualidades, pero había un problema: siempre dejaba su ropa tirada por todos lados. Un día, mientras buscaba su camiseta favorita, notó algo extraño en su habitación. ¡Había un monstruo de ropa!

El monstruo era de un color azul brillante, con ojos grandes y redondos y una sonrisa amistosa.

"Hola, Lila. Soy el Monstruo de Ropa. ¡He venido a ayudarte!" - dijo con una voz suave.

"¿Ayudarme? Pero... ¿ayudarme a qué?" - preguntó Lila, un poco asustada pero muy curiosa.

"He estado observando cómo dejas tu ropa desordenada. ¡Y yo solo como ropa limpia!" - el monstruo explicó, mirando su propia tripa que estaba llena de prendas arrugadas.

"¿Comes ropa? Eso suena... raro" - dijo Lila mientras fruncía el ceño.

El monstruo asintió, con su pancita llena de ropa arrugada.

"Sí, cuando la ropa está desordenada, mi ambiente se vuelve caótico. Pero si me ayudas a mantener el orden, prometo enseñarte un secreto."

"¿Qué secreto?" - preguntó Lila, cada vez más intrigada.

"Si organizamos la ropa y la mantenemos limpia, podremos crear magia. ¡Podremos hacer que la ropa se transforme en lo que más desees!"

Lila pensó por un momento. ¡¿Magia? ! Su corazón latía de emoción.

"Está bien, Monster. Te ayudaré. Pero, ¿cómo podemos hacerlo juntos?"

El Monstruo de Ropa se rasguñó la cabeza.

"Podríamos empezar por clasificar la ropa: calzoncillos con calzoncillos, camisetas con camisetas. Así todo será más fácil."

Juntos, comenzaron a trabajar. Lila se divirtió tanto que se olvidó de que antes había estado molesta por el desorden.

"Mirá, mira, Monster. ¡Ya estamos haciendo espacio en mi placard!"

"Y todavía no hemos visto la magia. Solo espera. Al final, si sigues ayudando, te enseñaré el hechizo mágico” – respondió el monstruo emocionado.

Finalmente, después de un rato, la habitación de Lila brillaba, todo estaba en su lugar.

"¿Y ahora? ¡La habitación está ordenada!"

"Ahora, concentra tu mente y repite conmigo: 'Ropa brillante, alegría pura, transforma mi prenda, dulzura asegura.'"

Lila cerró los ojos y repitió la frase.

"¡Ropa brillante, alegría pura, transforma mi prenda, dulzura asegura!"

De repente, una luz brillante llenó el cuarto. Una camiseta se iluminó, giró en el aire y, en un abrir y cerrar de ojos, se transformó en una hermosa capa de superhéroe. Lila quedó asombrada.

"¿Ves? ¡Esto es magia! Ahora, cada miércoles, podemos hacer una transformación con la ropa que mantengas organizada. Pero debe ser ropa limpia y en orden siempre."

"¡Esto es increíble! No puedo esperar a usar mi capa y jugar a ser una superheroína!" - gritó Lila emocionada.

"Recuerda, Lila. La verdadera magia no solo está en transformar cosas, sino en aprender a cuidarlas y mantenerlas en orden. Así nos hacemos responsables y ese es un poder especial también" - dijo el Monstruo de Ropa con una sonrisa sabia.

Desde ese día, Lila y el Monstruo de Ropa se convirtieron en grandes amigos. Cada semana, sometían su ropa al hechizo de la transformación. Las camisetas se convertían en disfraces, los pantalones en trajes para fiestas y cada vez que Lila veía el placard ordenado, se llenaba de alegría.

Nunca más dejó que su ropa estuviera por toda la habitación. Comprendió que el orden le daba espacio para jugar y ser creativa.

Y así, Lila aprendió que la magia no solo existe en las palabras, sino también en las acciones que llevamos a cabo. La magia del orden trajo alegría, compañía y mucha diversión a su vida.

Y el Monstruo de Ropa siguió comiendo ropa organizada, feliz de tener una amiga que sabe cuidar bien de su ropa. Desde ese entonces, cada vez que alguien dice que hay un Monstruo de Ropa, es porque en algún lugar, un niño o niña está aprendiendo a ser responsable con lo que tiene y, tal vez, haciendo magia en el proceso.

FIN.

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