El Monstruo de Villa Esperanza


Había una vez en la ciudad de Villa Esperanza, un grupo de niños que vivían felices y jugaban juntos todos los días. Sin embargo, un día todo cambió cuando un monstruo adolescente comenzó a perseguirlos por las calles.

Los niños asustados no sabían qué hacer. El monstruo era alto, con dientes afilados y ojos brillantes que los miraban fijamente. Corrían y se escondían, pero el monstruo siempre parecía encontrarlos. Un niño llamado Martín decidió que era suficiente.

Se reunió con sus amigos en el parque central y les dijo: "¡No podemos seguir huyendo! Debemos enfrentar al monstruo juntos". Los niños estaban nerviosos, pero confiaban en Martín.

Decidieron elaborar un plan para detener al monstruo antes de que causara más miedo en la ciudad. "¿Qué vamos a hacer?", preguntó Valentina, la más valiente del grupo. "Vamos a tenderle una trampa", respondió Martín. "Lo guiaremos hacia el bosque encantado donde podremos atraparlo".

Los niños prepararon su plan con cuidado. Colocaron señuelos por toda la ciudad para distraer al monstruo y lo guiaron hacia el bosque encantado. Cuando finalmente llegaron allí, activaron su trampa: una red gigante hecha con ramas y hojas.

El monstruo cayó en la trampa y quedó atrapado entre las ramas. Los niños se acercaron lentamente, sin saber qué esperar. "¿Por qué nos perseguías?", preguntó Sofía con valentía.

- El monstruo adolescente miró a los niños con tristeza en sus ojos y dijo: "Me sentía solo y asustado. Pensé que si asustaba a los demás, me sentiría más poderoso". Los niños comprendieron al monstruo y decidieron ayudarlo en lugar de castigarlo.

Lo sacaron de la red y lo llevaron de regreso a la ciudad. Desde ese día, el monstruo adolescente se convirtió en amigo de los niños de Villa Esperanza.

Aprendió a jugar con ellos y descubrió la alegría de tener amigos verdaderos que lo aceptaban tal como era. La lección que aprendieron los niños fue que nunca debemos juzgar a alguien por su apariencia o acciones pasadas.

Con amor, comprensión e empatía, podemos transformar incluso al ser más temible en un amigo leal y cariñoso. Y así, la ciudad volvió a ser un lugar lleno de risas, juegos e historias compartidas entre amigos inseparables.

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