El monstruo del armario y las aventuras nocturnas



Había una vez un niño llamado Martín, quien siempre tenía miedo de la oscuridad.

Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, se metía bajo las sábanas y cerraba los ojos bien fuerte para no ver nada a su alrededor. Pero por más que intentara ignorar sus temores, siempre sentía una presencia extraña en su habitación.

Un día, mientras Martín jugaba en el parque con sus amigos, escuchó un rumor sobre un monstruo que vivía en el bosque cercano. Todos decían que era feroz y que solo salía por las noches para asustar a los niños desobedientes como él.

Martín comenzó a preocuparse aún más por la oscuridad y se preguntaba si el monstruo también visitaría su habitación. Esa noche, cuando llegó la hora de irse a dormir, Martín estaba más asustado que nunca. Se metió bajo las sábanas y cerró los ojos con fuerza.

Pero esta vez algo diferente ocurrió: ¡escuchó un ruido proveniente del armario! El corazón de Martín empezó a latir rápidamente y sintió como si tuviera mariposas en el estómago. "¿Quién está ahí?", preguntó Martín tímidamente. "Soy yo", respondió una voz profunda desde el armario.

Martín abrió los ojos lentamente y vio dos grandes ojos amarillos brillantes mirándolo desde el interior del armario. Estaba tan asustado que no podía moverse ni gritar. "No tengas miedo", dijo la voz del monstruo con calma.

"Solo soy Leo, el monstruo de la oscuridad". Martín no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Un monstruo hablándole amablemente? ¡Eso no era lo que había escuchado en el parque!"¿Por qué estás aquí?", preguntó Martín tembloroso.

Leo salió del armario y se sentó en el borde de la cama. "Vine a ayudarte", respondió Leo. "He estado observándote durante mucho tiempo y sé que tienes miedo de la oscuridad. Pero déjame decirte algo: yo también tenía miedo cuando era pequeño".

Martín abrió los ojos sorprendido. No podía creer que un monstruo como Leo hubiera tenido miedo alguna vez. "Entonces, ¿cómo superaste tu miedo?", preguntó Martín curioso.

Leo sonrió y le explicó a Martín cómo había aprendido a enfrentar sus propios temores. Le dio consejos sobre cómo respirar profundamente, contar hasta diez y hacerse preguntas como: "¿Qué es lo peor que puede pasar?". Martín empezó a sentirse más tranquilo al escuchar los consejos de Leo.

Poco a poco, su miedo comenzó a disminuir y se dio cuenta de que la oscuridad no era tan terrible como pensaba. Con el tiempo, Martín dejó de tenerle miedo a la oscuridad por completo.

Aprendió a apreciar las sombras y los sonidos nocturnos del bosque cercano. Incluso se hizo amigo de Leo, quien resultó ser un monstruo muy amigable y divertido. Desde aquel día, Martín nunca volvió a tener pesadillas ni miedo a la oscuridad.

Aprendió que los monstruos no siempre son malos y que enfrentar nuestros temores puede llevarnos a descubrir cosas maravillosas. Y así, Martín y Leo se convirtieron en grandes amigos.

Juntos exploraban el bosque de noche y contaban historias divertidas antes de dormir. Martín ya no tenía miedo, porque sabía que detrás de cada sombra había un mundo lleno de aventuras esperándolo. Fin.

FIN.

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