El monstruo que quería amigos


En una ciudad no muy lejana, un grupo de niños se encontraba jugando en el parque cuando de repente escucharon un rugido aterrador. Todos se miraron con temor y vieron a lo lejos a un monstruo adolescente persiguiéndolos.

-¡Corran, corran! -gritó Juanito, el más valiente del grupo. Los niños comenzaron a correr desesperadamente por las calles de la ciudad mientras el monstruo los perseguía sin descanso.

Parecía que no tenían escapatoria hasta que decidieron esconderse en una vieja casa abandonada en el bosque. Una vez adentro, los niños se miraron preocupados, sabían que debían idear un plan para poder escapar del monstruo. Fue entonces cuando Sofía tuvo una brillante idea.

-Chicos, ¿qué tal si intentamos hablar con el monstruo en lugar de huir? Tal vez solo necesita compañía y alguien con quien jugar. Todos se sorprendieron por la propuesta de Sofía pero decidieron darle una oportunidad.

Salieron lentamente de la casa abandonada y se acercaron al monstruo adolescente con cautela. -Hola, ¿cómo te llamas? -preguntó Valentina, la más curiosa del grupo. El monstruo adolescente los miró sorprendido y respondió tímidamente: "-Me llamo Lucas". Los niños notaron que Lucas no era tan aterrador como parecía.

De hecho, parecía estar solo y aburrido. Así que decidieron invitarlo a jugar con ellos en el parque. Pasaron horas divirtiéndose juntos, jugando a las escondidas y contándose historias.

Pronto descubrieron que Lucas solo quería hacer amigos y divertirse como cualquier otro niño de su edad. Desde ese día, Lucas dejó de asustar a los niños de la ciudad y se convirtió en parte del grupo.

Aprendieron que no hay que juzgar a alguien por su apariencia y que la amistad puede surgir en los lugares más inesperados. Y así, entre risas y juegos, los niños demostraron que incluso un monstruo adolescente puede encontrar su lugar entre amigos si le dan una oportunidad.

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