El monstruo que salvó el día



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un monstruo llamado Max. A diferencia de los demás monstruos, Max no era malvado ni aterrador, sino todo lo contrario: era amigable y cariñoso.

Vivía en una cueva cerca del bosque y se dedicaba a cuidar de las criaturas que allí habitaban. Un día, mientras Max recogía flores para decorar su cueva, escuchó unos gritos provenientes del otro lado del bosque.

Siguiendo el sonido, descubrió que eran los lamentos de una niña llamada Sofía. Ella era conocida por ser la más malvada y traviesa del pueblo. Max se acercó con cautela y vio a Sofía llorando junto a un árbol.

Se acercó lentamente y le preguntó: "¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan triste?". Sofía miró al monstruo con desconfianza pero decidió contarle su historia. Resulta que había perdido su juguete favorito en el bosque y no podía encontrarlo por ninguna parte.

Estaba convencida de que alguien se lo había robado. Max sintió compasión por la niña y decidió ayudarla.

Con sus grandes garras comenzaron a buscar entre los arbustos y debajo de las hojas secas hasta que finalmente encontraron el juguete escondido detrás de una roca. Sofía estaba sorprendida e impresionada por la ayuda inesperada del monstruo bueno. —"Gracias" , dijo tímidamente mientras tomaba su juguete con cuidado. Desde ese día, Sofía empezó a cambiar su actitud.

Comenzó a ser más amable con los demás niños y aprendió a compartir sus cosas. Max se convirtió en su amigo inseparable y juntos exploraban el bosque, ayudando a las criaturas que encontraban.

Un día, mientras caminaban por el bosque, escucharon unos ruidos extraños provenientes de una cueva cercana. Decidieron investigar y descubrieron que un grupo de cazadores furtivos había atrapado a varios animales indefensos. Max y Sofía sabían que tenían que hacer algo para salvarlos.

Se acercaron sigilosamente y liberaron a los animales uno por uno sin despertar sospechas. Justo cuando estaban por salir de la cueva, uno de los cazadores los vio. "¡Ahí están! ¡Son ellos!", gritó señalándolos con furia.

Max miró a Sofía y le dijo: "Corre, ve al pueblo y busca ayuda". Sofía asintió y salió corriendo lo más rápido que pudo hacia Villa Esperanza. Mientras tanto, Max enfrentaba valientemente a los cazadores para proteger a los animales indefensos.

Cuando Sofía llegó al pueblo, contó lo ocurrido y todos los habitantes decidieron ir en ayuda del monstruo bueno. Juntos lograron ahuyentar a los cazadores furtivos. Después de ese incidente, Max se convirtió en un héroe en Villa Esperanza.

Los niños del pueblo dejaron de temerle e incluso comenzaron a visitarlo en su cueva para jugar con él.

Sofía aprendió una gran lección gracias al monstruo bueno: no juzgar por las apariencias y que siempre hay bondad en cada ser, incluso en aquellos que parecen diferentes. Desde entonces, Max y Sofía se convirtieron en los mejores amigos del mundo. Juntos demostraron que la amistad y el amor pueden cambiar hasta a la persona más malvada.

Y así, vivieron felices y enseñando a todos la importancia de dar segundas oportunidades.

FIN.

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