El Monstruo Solitario
Había una vez un monstruo malo y horrible que vivía en lo más profundo del bosque.
Este monstruo era temido por todos los habitantes de la zona, ya que se decía que devoraba a cualquier ser vivo que se cruzara en su camino. Un día, el monstruo despertó y se dio cuenta de que estaba solo y triste. Había pasado tanto tiempo asustando a los demás que nunca había tenido amigos ni conocido el amor.
Se sentía vacío por dentro y no sabía qué hacer para llenar ese hueco en su corazón. Un día, mientras caminaba por el bosque, vio a un grupo de animales jugando juntos.
Eran conejos, ardillas y pájaros que parecían felices en compañía unos de otros. El monstruo se acercó tímidamente y les preguntó si podía jugar con ellos. "¿Puedo unirme a su juego? Soy un poco torpe pero prometo portarme bien", dijo el monstruo con voz temblorosa.
Los animales lo miraron con miedo al principio, pero después notaron algo diferente en él: había tristeza en sus ojos y humildad en su voz. Decidieron darle una oportunidad al monstruo malo y horrible.
"Claro, puedes jugar con nosotros", dijo la ardilla sonriendo amablemente. El monstruo empezó a jugar con ellos e intentaba no asustarlos ni lastimarlos. Aprendió rápidamente cómo moverse sin hacer ruido ni dañar nada. Los animales estaban sorprendidos por la transformación del monstruo.
Días después, mientras jugaban juntos otra vez, una manada de lobos apareció en el bosque. Los animales se asustaron y corrieron para esconderse, pero el monstruo malo y horrible se quedó quieto, parado frente a los lobos.
"¿Qué haces aquí, monstruo? ¿No sabes que somos tus enemigos?", preguntó uno de los lobos con voz amenazante. El monstruo miró a los lobos fijamente y respondió con valentía:"Sé que fui un monstruo malo y horrible antes, pero ahora quiero ser diferente.
Quiero ser amigo de todos los seres vivos del bosque. "Los lobos se rieron del monstruo al principio, pero después notaron la sinceridad en su mirada. Decidieron darle una oportunidad al monstruo malo y horrible.
A partir de ese momento, el monstruo empezó a ayudar a los demás habitantes del bosque. Les llevaba frutas frescas cuando no encontraban comida, reparaba las casas destruidas por la tormenta e incluso enseñaba nuevas habilidades a los más jóvenes.
Con el tiempo, el monstruo malo y horrible dejó de ser temido por todos. Ahora era conocido como "el amigable gigante" por su altura y personalidad cariñosa. Había encontrado amigos verdaderos que lo querían tal como era.
La moraleja de esta historia es que siempre hay una oportunidad para cambiar nuestra forma de actuar. No importa cuán malas hayan sido nuestras acciones en el pasado; podemos redimirnos si decidimos hacerlo bien en adelante.
Y lo más importante: nunca debemos juzgar a alguien por su apariencia o reputación sin conocerlo realmente.
FIN.