El Monstruo Verde y la Verdura Valiente



Había una vez en un pequeño pueblo un monstruo verde llamado Don Gizmo. Era enorme y animal, con ojos grandes y una sonrisa amigable, aunque todos los habitantes del pueblo le temían un poco. Don Gizmo vivía en una cueva en la montaña y se alimentaba de lo que podía encontrar en los alrededores. Sin embargo, había algo de lo que nunca se había atrevido a probar: las verduras del huerto de la abuela Rosa.

Un día, el cielo estaba especialmente azul y el aire olía fresco. Don Gizmo salió de su cueva con hambre y decidió que era un buen día para aventurarse más allá de la montaña. Caminando, llegó hasta el huerto de la abuela Rosa. Allí, vio una verde y brillante lechuga que parecía llamar su atención.

"¡Mmmm! Esa lechuga se ve deliciosa!" - pensó.

Sin pensarlo dos veces, se acercó y se la comió en un solo bocado. Pero lo que Don Gizmo no sabía era que esa lechuga era especial. Tenía un poder mágico: fomentaba la valentía en quien la comía. De repente, Don Gizmo sintió un cosquilleo en su pancita. "¿Qué es esto? Me siento... diferente" - dijo, mirando sus enormes patas.

Mientras tanto, la abuela Rosa había notado la ausencia de su lechuga y decidió investigar. Cuando llegó al huerto, encontró a Don Gizmo con la boca llena de hojas verdes.

"¡¿Qué estás haciendo aquí, monstruo? !" - exclamó, aunque en su voz había un dejo de curiosidad.

Don Gizmo, sintiendo la valentía nueva en su corazón, respondió: "Vine a probar una lechuga porque tenía hambre. Nunca pensé que sería tan sabrosa".

La abuela Rosa, sorprendida pero intrigada, decidió no asustar al monstruo. "¿Y qué tal? ¿Te gustó?" - preguntó.

Don Gizmo asintió. "¡Es lo mejor que he probado! Nunca había comido una verdura antes".

La abuela Rosa sonrió y se le ocurrió una idea: "Si te gusta la lechuga, quizás deberíamos plantar un huerto juntos. ¡A los niños del pueblo les encantaría conocer a un monstruo que ama las verduras!"

Don Gizmo estaba emocionado. "¿De verdad? ¡Sería grandioso! Siempre he querido hacer amigos".

Así, se pusieron a trabajar y cultivaron un maravilloso huerto lleno de verduras. Poco a poco, los niños del pueblo comenzaron a acercarse, atraídos por el rayo de sol que era Don Gizmo en la vida de la abuela Rosa.

"Mirá, ahí está el monstruo verde" - decían los niños, un poco asustados al principio. Pero pronto, vieron cómo estaba cuidando las plantas con amor y dedicación.

Don Gizmo, al ver que los niños se acercaban, les sonrió y dijo: "¡Hola, pequeños! Si quieren, pueden ayudarme a regar las plantas!".

Con el tiempo, los niños comprendieron que Don Gizmo no era un monstruo aterrador, sino un amigo. Se unieron todos los sábados para cuidar del huerto y hacer ensaladas frescas. Don Gizmo incluso comenzó a enseñarles cómo plantar y cuidar las verduras. "Es fácil si lo hacemos juntos" - decía con su gran sonrisa.

Y así, en un pequeño pueblo donde antes había miedo, se erigió una amistad hermosa entre un monstruo verde y los niños, todo gracias a una lechuga valiente.

Desde entonces, Don Gizmo fue conocido como el protector del huerto y una fuente de inspiración para todos, demostrando que a veces, lo diferente puede ser maravilloso. La abuela Rosa siempre decía: "Las verduras no solo alimentan el cuerpo, también el corazón".

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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