El monstruo y las mariposas



Había una vez un moustro muy malo llamado Maxi. Maxi era grande y animal, con dientes afilados y garras largas.

Vivía en una cueva oscura en lo profundo del bosque y asustaba a todos los animales que se atrevían a acercarse. Un día, mientras Maxi dormía en su cueva, dos mariposas llamadas Luna y Sol llegaron volando cerca de él. Luna era azul brillante y Sol era amarillo radiante.

Eran las mariposas más valientes del bosque y siempre buscaban ayudar a los demás. Luna y Sol se posaron sobre la nariz de Maxi y comenzaron a hablarle suavemente:"Hola, Maxi", dijo Luna con voz dulce. "Somos Luna y Sol, las mariposas valientes", agregó Sol.

"¿Qué quieren ustedes aquí?", gruñó Maxi despertándose. "Vinimos para enseñarte a ser noble", respondió Luna. "¡Yo no necesito ser noble! Soy el moustro más malo del bosque", rugió Maxi. Pero las mariposas no se dieron por vencidas.

Sabían que dentro de aquel moustro malo había algo bueno esperando salir. Día tras día, las mariposas visitaban a Maxi llevándole pequeños regalos como flores coloridas o frutas sabrosas. También le contaban historias sobre cómo ayudar a los demás animales del bosque.

Maxi empezó a prestar atención a las palabras de Luna y Sol. Aunque al principio les hacía caso omiso, poco a poco comenzó a cambiar.

Una tarde soleada, mientras Maxi caminaba por el bosque, vio a un conejito atrapado en una red. El conejito lloraba y estaba muy asustado. Maxi recordó las historias de Luna y Sol sobre ayudar a los demás y decidió actuar.

Con sus garras afiladas, cortó la red que atrapaba al conejito y lo liberó. "¡Gracias, Maxi!", dijo el conejito emocionado. "De nada", respondió Maxi con una sonrisa tímida. A partir de ese día, Maxi se convirtió en el protector del bosque.

Ayudaba a los animales perdidos a encontrar su camino y defendía a los más débiles de los moustros malos que aún habitaban en el bosque.

Un día, mientras protegía a un grupo de pájaros pequeños de un águila hambrienta, Luna y Sol llegaron volando para felicitarlo:"Estamos orgullosas de ti, Maxi", dijo Luna. "Has demostrado que dentro tuyo hay bondad y nobleza", agregó Sol. Maxi miró a las mariposas con gratitud. Sabía que gracias a ellas había descubierto su verdadero potencial. Desde aquel día, Maxi siguió siendo valiente y noble.

Se convirtió en amigo de todos los animales del bosque y vivieron felices juntos. Y así fue como el moustro malo aprendió a ser noble gracias al amor y la amistad de dos mariposas valientes.

FIN.

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