El mosquitito Lito y su gran sed



En un pequeño rincón del jardín de la casa de la abuela Clara, vivía un simpático mosquitito llamado Lito. Lito era curioso y siempre andaba buscando aventuras. Un día, Lito se despertó con una sed inmensa.

- Ay, qué sed tengo – dijo Lito mientras frotaba sus manos diminutas. Decidido a calmar su sed, Lito se dirigió hacia el arroyito que cruzaba el jardín. A medida que se acercaba, el sonido del agua lo invitaba a beber.

Lito, emocionado, se zambulló en el arroyito y comenzó a beber y beber sin control. En un abrir y cerrar de ojos, Lito había bebido tanta agua que su cuerpecito se hinchó como un globo.

Asustado, Lito intentó volar, pero su pancita tan grande le impedía despegar. - ¡Ay, qué he hecho! – exclamó mientras veía su reflejo en el agua. Decidido a solucionar su problema, Lito emprendió un viaje en busca de ayuda.

Por el camino, conoció a otros animalitos de la naturaleza que lo ayudaron a comprender la importancia de la moderación y el equilibrio en todo lo que se hace. Con la ayuda de sus nuevos amigos, Lito aprendió a tomar decisiones más conscientes y a cuidar de su salud.

Finalmente, después de muchos esfuerzos, Lito logró recuperar su forma original y agradeció a sus amigos por su valiosa ayuda. Desde ese día, Lito entendió que beber agua está bien, pero siempre en la medida justa.

Y así, el mosquitito Lito continuó viviendo sus aventuras con sabiduría y moderación.

FIN.

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