El Mosquito Viajero



Había una vez un pequeño mosquito llamado Mosi, que soñaba con volar en un avión. Cada noche, mientras zumbaba alrededor de la ventana de su amigo Lucas, observaba el cielo estrellado y los aviones que cruzaban por encima de su casa. Mosi siempre decía: "Algún día volaré en uno de esos grandes aparatos".

Un día, mientras buscaba su cena, Mosi decidió que era el momento de dejar su hogar y explorar el mundo. "Si me pica a alguien, podré viajar más lejos", pensó. Así que voló rápidamente en busca de su primera víctima.

Mientras Mosi planeaba su picado con gran astucia, vio a Lucas sentado en su auto, escuchando música. "¡Perfecto!" – exclamó Mosi emocionado, y se lanzó hacia Lucas. Antes de que pudiera darse cuenta, Mosi lo picó suavemente en el brazo. "¡Ay!" – gritó Lucas, "Ese mosquito me picó".

Pero en vez de enojarse, Lucas se rió. "No te preocupes, pequeño Mosi, siempre y cuando no me dejes con picazón". Sorprendido, Mosi no esperaba esa reacción. En lugar de sentirse mal, se sintió un héroe, listo para vivir su aventura.

De repente, una idea brillante iluminó su mente. Si Mosi podía picar a diferentes personas, podría viajar en el auto de cada uno de ellos. "Si picara a un piloto, podré volar en avión, y si picara a alguien que va de viaje en auto, podría recorrer el mundo".

Por lo tanto, Mosi voló de un lado a otro, buscando más amigos para conocer. Pero después de un par de picaduras, se dio cuenta de algo importante. "¡Espera!" – pensó. "No quiero ser un mosquito molesto, quiero ser un mosquito viajero".

Así que decidió hablar. Se posó en el hombro de Lucas y le dijo: "Hola, soy Mosi. ¿Me llevarías de viaje?". Lucas, sorprendido, no podía creer lo que escuchaba. "¡Un mosquito que habla! Esto es increíble, claro que sí, pequeño amigo, te llevaré en mi auto a donde quieras".

Desde ese día, Mosi y Lucas se hicieron grandes amigos. Juntos viajaron por diferentes ciudades, disfrutaron de helados y jugaron en el parque. Cada tarde, el pequeño mosquito contaba historias de los lugares que había soñado visitar, mientras Lucas escuchaba con atención.

Mosi entendió que no era necesario molestar a las personas para vivir aventuras. A veces, una buena amistad y un corazón abierto pueden ser el mejor viaje de todos.

FIN.

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