El Mundo de Dos Caras
Había una vez una niña llamada Ana, quien siempre se sintió dividida entre dos mundos muy diferentes. En casa, sus padres le enseñaban buenos modales, respeto por los demás y la importancia de la educación.
Sin embargo, al salir a la calle, se encontraba con un mundo donde la grosería y la falta de educación reinaban. Esto confundía mucho a Ana, quien no entendía por qué existían dos caras tan opuestas en la sociedad.
Un día, mientras paseaba por el parque, conoció a un viejo sabio llamado Don Simón. Él le enseñó que la vida está llena de contrastes, pero lo importante es cómo uno decide actuar ante ellos.
Ana comenzó a comprender que podía ser una influencia positiva en el mundo exterior, mostrando con su ejemplo la importancia de la educación y los buenos modales.
A medida que fue creciendo, logró unir esos dos mundos en armonía, demostrando que la convivencia entre lo correcto y lo grotesco es posible, y que cada uno puede aportar su granito de arena para construir un mundo mejor.
FIN.