El mundo de Isidora



Isidora era una niña muy especial. Desde pequeña, sus padres notaron que ella tenía dificultades para comunicarse y socializar con otros niños de su edad.

Pero eso no la hacía menos feliz, al contrario, disfrutaba de las cosas simples como observar las nubes en el cielo o jugar con sus juguetes favoritos. Un día, Isidora decidió que quería hacer amigos en la escuela.

Le costaba mucho trabajo hablar con los demás niños y entender lo que ellos decían. Pero ella sabía que si se esforzaba lo suficiente, podría lograrlo. "Mamá, quiero ir a la escuela y tener amigos", le dijo un día a su madre.

"Claro que sí hija, pero recuerda que tienes algo especial llamado autismo. Eso significa que puedes ver el mundo de una manera diferente a los demás niños", respondió su madre con cariño.

Isidora no entendía bien qué significaba eso del autismo, pero sabía que era parte de lo que la hacía única. Así fue como llegó su primer día de clases en una nueva escuela. Al principio le costó mucho trabajo adaptarse al ambiente escolar y entender las reglas del juego en el recreo.

Los niños hablaban muy rápido y se movían demasiado rápido para ella. Pero poco a poco fue aprendiendo cómo interactuar con ellos.

Un día mientras estaba sentada en el patio durante el recreo, Isidora notó algo extraño: uno de los árboles del jardín parecía estar enfermo y necesitaba ayuda urgente. "¿Por qué nadie está ayudando al árbol?", pensó Isidora preocupada. Se acercó a su maestra y le explicó lo que había visto.

La maestra la escuchó con atención y decidió hacer una actividad en clase sobre el cuidado del medio ambiente. Isidora se sintió muy emocionada al ver que su idea había sido tomada en cuenta por su maestra y compartida con sus compañeros de clase.

A partir de ese momento, todos los niños comenzaron a prestar más atención al cuidado del jardín y los árboles de la escuela.

Isidora se dio cuenta de que aunque ella veía el mundo de manera diferente, eso no la hacía menos valiosa. Su autismo era parte de quién era, pero también tenía talentos únicos que podían ayudar a otros. Desde entonces, Isidora se convirtió en una líder natural entre sus compañeros de clase.

Siempre estaba dispuesta a ayudarlos cuando necesitaban algo o simplemente escucharlos si tenían un problema. "Mamá, hoy hice algo bueno en la escuela", le dijo Isidora sonriendo mientras regresaba del colegio. "¿Qué hiciste hija?", preguntó su madre curiosa.

"Ayudé al árbol enfermo y ahora todos quieren ayudar al medio ambiente como yo", respondió Isidora llena de orgullo.

La mamá de Isidora sabía que su hija tenía un camino especial por recorrer, pero también sabía que ella sería capaz de lograr cualquier cosa si se esforzaba lo suficiente. Y así fue como Isidora descubrió que aunque ser diferente puede parecer difícil a veces, siempre hay formas únicas e interesantes para contribuir al mundo.

FIN.

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