El mundo de la programación



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Programación, dos niños llamados Martina y Benjamín. Ambos eran muy curiosos y siempre estaban buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras caminaban por el parque del pueblo, vieron un cartel que decía: "¡Clase de Computación! Aprende a programar con el profesor Lautaro". - ¡Mira, Benja! -exclamó Martina emocionada-. ¡Una clase de computación! Podremos aprender sobre algo nuevo.

Benjamín asintió con entusiasmo y juntos se dirigieron al lugar donde se impartirían las clases. Al entrar, vieron al profesor Lautaro preparando la pizarra para comenzar la lección. - Buenos días chicos -saludó el profesor Lautaro-. ¿Están listos para aprender sobre funciones en Python? Martina y Benjamín asintieron ansiosos.

- Muy bien -dijo el profesor Lautaro-. Las funciones en Python son como pequeñas cajas mágicas que realizan tareas específicas.

Por ejemplo, podemos tener una función que sume dos números o una función que diga si un número es par o impar. Los niños escucharon atentamente mientras el profesor explicaba cómo crear una función simple en Python. - Ahora chicos, quiero que cada uno intente crear su propia función -dijo el profesor Lautaro con una sonrisa.

Martina fue la primera en levantar la mano. Se acercó a la pizarra y comenzó a escribir su código. - Mi función se llamará —"doble"  -explicó Martina-.

Y lo que hará será tomar un número y devolver el doble de ese número. Martina escribió su código en la pizarra y luego lo probó con diferentes valores. ¡Funcionaba perfectamente! - ¡Muy bien, Martina! -exclamó el profesor Lautaro-. Ahora es tu turno, Benjamín.

Benjamín se acercó a la pizarra con una sonrisa nerviosa. Después de pensarlo un poco, comenzó a escribir su código. - Mi función se llamará —"esprimo"  -dijo Benjamín-. Y lo que hará será tomar un número y decir si es primo o no.

El profesor Lautaro asintió emocionado mientras Benjamín probaba su función con diferentes números. Funcionaba de maravilla también. Después de eso, el profesor Lautaro decidió hacer algo especial. Les propuso a Martina y Benjamín crear una función juntos como equipo.

- ¿Qué les parece si creamos una función que calcule el área de un triángulo? -sugirió el profesor Lautaro. Los niños estaban emocionados por trabajar juntos en este desafío. Se sentaron frente a la computadora y comenzaron a programar juntos.

Discutieron ideas, probaron diferentes fórmulas y finalmente lograron crear su propia función para calcular el área del triángulo. Al finalizar la clase, los niños estaban radiantes de felicidad por todo lo que habían aprendido sobre funciones en Python.

Habían descubierto cómo usar las funciones para resolver problemas de manera más eficiente y divertida. - Gracias, profesor Lautaro -dijeron Martina y Benjamín al mismo tiempo-. Esta clase fue increíble.

- Fue un placer enseñarles, chicos -respondió el profesor Lautaro con una sonrisa-. Recuerden que la programación es como un mundo lleno de posibilidades. ¡Nunca dejen de aprender y explorar! Martina y Benjamín se despidieron del profesor Lautaro con entusiasmo y salieron de la clase sintiéndose inspirados.

Sabían que habían descubierto algo especial en ese pequeño pueblo llamado Villa Programación, donde las computadoras y la creatividad se unían para crear cosas maravillosas.

Desde ese día, Martina y Benjamín nunca dejaron de aprender sobre programación y siempre recordaron lo importante que eran las funciones en Python.

FIN.

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