El mundo de los colores mágicos
Había una vez un niño llamado Tomás, quien tenía necesidades especiales. A pesar de las dificultades que enfrentaba en su día a día, Tomás era un niño muy creativo y soñador.
Le encantaba pasar horas dibujando y creando historias en su mente. Un día, mientras se encontraba en el patio de su casa, Tomás cerró los ojos con fuerza e imaginó un mundo lleno de colores brillantes y arco iris por doquier.
En este mundo mágico, todo era posible y no existían límites para la imaginación. Al abrir los ojos, Tomás se sorprendió al ver que su entorno había cambiado por completo.
Los árboles tenían hojas de todos los colores del arco iris, las flores brillaban como gemas preciosas y hasta los pájaros cantaban melodías alegres y vibrantes. Tomás no podía creer lo que veía, pero decidió aventurarse en este nuevo mundo lleno de magia y color.
Pronto se encontró con una hada pequeñita que volaba a su alrededor dejando un rastro de purpurina brillante. "¡Hola, Tomás! ¡Bienvenido a nuestro mundo mágico!", dijo el hada con una voz dulce y melodiosa.
Tomás sonrió maravillado y le preguntó al hada cómo era posible que todo fuera tan hermoso y diferente en ese lugar. "En este mundo de arco iris, la magia reside en cada uno de nosotros.
Aquí puedes ser quien quieras ser y crear todo lo que imagines", explicó el hada mientras revoloteaba alegremente. Emocionado por la idea de poder crear sus propias aventuras, Tomás decidió explorar más a fondo este mundo fantástico. Pronto se encontró con un unicornio majestuoso que le invitó a dar un paseo por los prados floridos.
Mientras cabalgaban juntos entre nubes rosadas y cascadas brillantes, el unicornio le contó a Tomás sobre la importancia de creer en sí mismo y nunca rendirse ante los desafíos que pudieran aparecer en su camino.
"Recuerda, querido Tomás, tú tienes el poder de hacer realidad tus sueños más extraordinarios. Solo debes confiar en ti mismo y seguir adelante con valentía", dijo el unicornio con voz sabia.
Tomás asintió emocionado, sintiendo cómo la fuerza mágica de aquel lugar especial fluía dentro de él. Decidió entonces regresar al mundo real llevando consigo esa sensación de empoderamiento y confianza inquebrantable. Desde ese día, Tomás siguió enfrentando sus desafíos cotidianos con determinación y alegría.
Sabía que siempre tendría consigo el recuerdo imborrable del mundo de arco iris donde todo era posible si él así lo deseaba.
Y así fue como el niño con necesidades especiales descubrió que la verdadera magia reside en su interior, listo para iluminar su camino hacia un futuro lleno de oportunidades infinitas.
FIN.