El Mundo de los Sueños de Jung Suk
Jung Suk era una chica de preparatoria que, como muchas otras, tenía sus sueños y aspiraciones. Sin embargo, en su escuela, enfrentaba retos que la hacían sentir pequeña, como un pájaro atrapado en una jaula. Su nombre, que significaba "sueño" en su idioma original, parecía una cruel ironía, ya que en la realidad, su vida era algo así como una pesadilla. Los chicos de su clase la sometían a burlas diarias por su forma de vestir, su cabello y hasta su manera de hablar. La hacían sentir que no valía nada.
Cada noche, cuando se retiraba a su habitación después de un día agotador, cerraba los ojos y se sumergía en un mundo de ensueño. En ese lugar, Jung Suk se transformaba en una heroína. Podía volar, correr rápido como el viento y hablar con animales que la llevaban a aventuras extraordinarias.
Una noche, mientras soñaba que surcaba las nubes con su amiga la ardilla, escuchó unos sollozos. Cuando se acercó, descubrió que era su compañera de clase, Minhee, que se había perdido en el bosque de los sueños.
"¿Por qué lloras, Minhee?" - le preguntó Jung Suk, aún asombrada de haber encontrado a alguien más en su mundo.
"Me siento sola y triste. Siempre me han dicho que no soy buena en nada..." - respondió Minhee, limpiándose las lágrimas.
Jung Suk, sabiendo lo que se sentía al ser lastimada, decidió ayudar a su nueva amiga.
"Ven, te mostraré algo increíble. Aquí, cada uno tiene un poder especial. Descubramos el tuyo."
Las dos comenzaron a explorar juntas. Minhee descubrió que podía hacer florecer las plantas solo con tocarlas, mientras que Jung Suk se dio cuenta de que su habilidad era el poder de volar. Era un poder que nunca antes había sentido en la vida real. Con cada nuevo descubrimiento, su confianza crecía.
Un día, mientras estaban jugando en un claro iluminado por el sol de los sueños, Minhee confió en Jung Suk.
"Si tan solo tuviéramos un poco de esa valentía en la escuela..." - suspiró.
Entonces, una idea brillante surgió en la mente de Jung Suk:
"¡Hagamos un trato! Por cada aventura que tengamos aquí, traeremos algo de ese valor al colegio!"
Así fue como, cada noche, Jung Suk y Minhee enfrentaban desafíos y recogían herramientas emocionales en su mundo: un escudo de valor, una capa de amor propio y un mapa que les mostraba el camino a seguir.
Un día, ya decididas a enfrentar la realidad, Jung Suk y Minhee se despertaron con el sol brillando. Se miraron y, con una sonrisa, se dirigieron a la escuela.
Una vez allí, las burlas comenzaron, pero esta vez Jung Suk se armó de valor.
"¡Basta! No es justo que nos traten así." - se atrevió a decir.
Minhee la acompañó, apoyando cada palabra. A su sorpresa, otros compañeros que las escuchaban comenzaron a unirse, compartiendo sus propias historias de bullying. Pronto, se formó un círculo alrededor de ellas, rompiendo el silencio que había reinado durante tanto tiempo. El grupo decidió que no podrían permitir más comportamientos hirientes.
"¡Podemos ser amigos!" - gritó uno de los chicos, lo que desató sonrisas y aplausos.
Gracias a la valentía de Jung Suk y Minhee, otros alumnos empezaron a contar sus propias historias y a formar un grupo de apoyo, alejando así el bullying de su escuela.
Jung Suk aprendió que la verdadera libertad no solo estaba en los sueños, sino también en la valentía de enfrentarse a los desafíos de la vida real. Aunque aún tenían mucho que aprender, juntas habían empezado a forjar un camino hacia un ambiente más amable y solidario.
Desde entonces, cada noche, Jung Suk seguía visitando su mundo de sueños, no solo para volar y explorar, sino para celebrar junto a Minhee los pequeños logros que lograron en el día a día.
Así, con cada aventura, se desterraba un poco más la oscuridad del bullying en su vida, y el sueño de un colegio mejor se hacía una hermosa realidad.
FIN.