El Mundo de los Sueños de Jung Suk



En una pequeña ciudad de Argentina, vivía Jung Suk, una chica de preparatoria que era conocida por su gran talento en el dibujo. Sin embargo, en el colegio, las cosas no eran tan sencillas. Jung Suk sufría bullying por parte de un grupo de chicas que no comprendían su pasión. La llamaban "la rara" porque prefería pasar su tiempo dibujando en vez de salir a fiestas o seguir las tendencias. Aunque era una talentosa artista, en la escuela se sentía sola y asustada.

Cada noche, cuando se iba a dormir, Jung Suk se sumergía en un mundo de sueños donde la realidad no la alcanzaba. En sus sueños, podía volar, dibujar criaturas mágicas y hacer amigos que la valoraban por quien era. En esos momentos, estaba completamente libre.

Una noche, mientras exploraba un bosque de colores vibrantes en su sueño, se encontró con un hada llamada Luna. Luna era especial, pues tenía la habilidad de hablar con los animales y veía la belleza en todas las cosas. Se acercó a Jung Suk y le dijo:

- “Hola, pequeña artista. He estado observándote. Veo que en tu mundo real no te sientes feliz.”

- “Tienes razón, Luna. En la escuela, no tengo amigos y a veces me siento invisible. Pero en mis sueños, todo es diferente.”

- “¿Y si te ayudo a cambiar eso? Puedes usar tus dibujos para hacer magia. Cada vez que dibujas algo en este mundo, puede cambiar algo en el otro.”

Jung Suk estaba emocionada. - “¿De verdad? ¿Puedo dibujar lo que sea? ”

- “Sí, pero debes hacerlo con amor y sinceridad.”

A la mañana siguiente, Jung Suk estaba ansiosa. Sabía que debía intentarlo. Al llegar al colegio, tomó su lápiz y su cuaderno y comenzó a dibujar en un rincón tranquilo del patio. Hizo un hermoso árbol lleno de colores brillantes que representaba la alegría y la amistad. Cuando terminó, sintió que una brisa suave la rodeaba como si el árbol estuviera cobrando vida.

De repente, las chicas que la molestado se acercaron, curiosas por lo que había creado.

- “¿Qué es eso, Jung Suk? ” – preguntó una de ellas, cruzando los brazos.

- “Es un árbol de la amistad. Espero que todos puedan ser felices.”

Las chicas se miraron entre sí, y una de ellas, llamada Valentina, se acercó e hizo una mueca:

- “Es... bonito. No pensé que pudieras hacer algo así.”

Jung Suk se sonrojó, sintiéndose halagada aunque un poco insegura. Sin embargo, valiente, dijo:

- “Gracias... Si quieren, pueden dibujar conmigo. Me gustaría que todos disfrutemos dibujando al aire libre.”

Para su sorpresa, Valentina se dio la vuelta y volvió a su grupo, mientras que las demás chicas comenzaron a acercarse. Con el tiempo, otras personas del colegio se unieron a ella, y juntos comenzaron a dibujar.

El árbol de la amistad pronto se convirtió en un mural lleno de color y creatividad, y los estudiantes se dieron cuenta de que había espacio para todos en ese mundo artístico. Jung Suk no solo descubrió su talento, sino también una nueva comunidad que valoraba la inclusión y la diversidad.

Esa noche, mientras soñaba nuevamente con Luna, la hada la aplaudió.

- “¡Lo lograste, Jung Suk! Has comenzado a hacer magia con tus dibujos.”

- “Pero no lo hice sola. Todo el grupo ayudó.”

- “Y esa es la verdadera magia. Cuando uno comparte su luz, enciende la de otros.”

A partir de ese día, Jung Suk no solo encontró su lugar en la escuela, sino que también enseñó a sus compañeros la importancia de la empatía y la amistad. Cada vez que se sentía triste, soñaba con Luna y su mundo lleno de posibilidades. Siguió dibujando y creando, y su talento floreció.

Con el tiempo, otros estudiantes que sufrían de bullying comenzaron a acercarse a ella, y juntos formaron un club de arte. Jung Suk se convirtió en una mentora para aquellos que también habían sentido el dolor de la exclusión. Empezaron a trabajar en proyectos para embellecer su escuela y hacerla un lugar más acogedor.

Una mañana, el colegio organizó una exposición de arte para mostrar el trabajo del club. Jung Suk estaba emocionada, pero también un poco nerviosa. Sin embargo, cuando llegó el día de la presentación, vio a sus compañeros sonriendo y disfrutando de su arte. Vino Valentina con un grupo de chicas que antes la habían acosado.

- “Jung Suk, ¿podríamos presentar nuestro mural en la exposición? ”

Jung Suk, sorprendida, respondió:

- “¡Claro! ¡Sería genial! ”

Ese evento marcó un punto de inflexión en el colegio. La exposición no solo celebró el arte, sino también la diversidad y la inclusión. Al final del día, Jung Suk se dio cuenta de que había transformado el dolor en poder y que su pasión había creado un espacio donde todos se sentían valorados y escuchados.

Esa noche, en el mundo de sueños, Luna apareció nuevamente con una sonrisa brillante.

- “¿Ves lo que lograste, Jung Suk? Todos merecen ser amados y aceptados, y tú lo hiciste posible.”

- “Gracias, Luna. Pero no lo hice sola. Todos aprendimos a ser amigos y a apoyarnos mutuamente.”

- “Eso es lo más importante. La magia está dentro de cada uno de nosotros.”

Con lágrimas de felicidad, Jung Suk despertó esa mañana consciente de su poder y la importancia de ser auténtica. Desde ese día, se comprometió a seguir compartiendo su arte y a defender a aquellos que se sentían solos.

Los años pasaron, y Jung Suk se convirtió en una artista reconocida, siempre recordando el camino que la había llevado a donde estaba. Sabía que los sueños son importantes, pero también son las acciones en la vida real lo que puede transformar el mundo en un lugar mejor.

Y así, Jung Suk vivió una vida llena de arte, felicidad y amistad, recordando siempre que, a veces, las barreras que nos separan se rompen con un simple trazo de lápiz y un acto de bondad.

-

FIN.

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