El Mundo de Tobi
Había una vez un niño llamado Tobi que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos. Tobi era un niño muy curioso y tenía una imaginación desbordante. Podía pasar horas mirando las nubes y soñando con seres de otros mundos. Sin embargo, a veces, su mente lo llevaba a lugares que otros no podían entender.
Era una mañana brillante cuando Tobi se encontró con su amigo Lucas en el parque.
"¡Hola, Tobi! ¿Jugamos a las escondidas?" - dijo Lucas, emocionado.
"¡Sí, pero espera un momento!" - respondió Tobi, mirando hacia el cielo.
Mientras Lucas se disponía a contar hasta diez, Tobi observó cómo las nubes formaban figuras de dragones y castillos. Pero en vez de unirse a su amigo, se perdió en sus pensamientos.
"¡Tobi! ¿Dónde estás?" - lo llamó Lucas, al darse cuenta de que no estaba a su lado.
"¡Acá estoy! Es que las nubes me están contando historias de un reino mágico." - dijo Tobi, volviendo la mirada hacia su amigo.
Lucas frunció el ceño, algo confundido, pero decidió seguir con el juego. Mientras jugaban, Tobi continuaba compartiendo sus sueños.
"¿Y si en ese reino mágico hay dragones que protegen a los niños?" - dijo Tobi con entusiasmo.
"Sería genial, pero en realidad no existen los dragones." - respondió Lucas.
"¿Y si existe un lugar donde nuestros sueños se hacen realidad?" - insistió Tobi.
Esa pregunta quedó flotando en el aire.
Días después, mientras exploraba un bosque al borde del pueblo, Tobi encontró un sendero que nunca antes había visto. Con su espíritu aventurero, decidió seguirlo. Pronto llegó a un claro lleno de flores de colores brillantes y cenicientas, donde un hermoso unicornio estaba bebiendo agua de un arroyo.
"Hola, pequeño viajero" - dijo el unicornio, sorprendiéndolo. "Soy Lira, guardiana de los sueños. Has llegado a mi hogar."
"¡Increíble!" - exclamó Tobi. "¿Puedo quedarme aquí y conocer más sobre los sueños?"
"Por supuesto, pero debes aprender a escuchar a tu corazón y a no temer a lo desconocido." - respondió Lira con voz suave.
Desde ese día, Tobi visitaba a Lira cada vez que se sentía confundido o triste. Ella le enseñaba sobre la fuerza que tiene cada uno para imaginar y crear su propio mundo.
"Cuando sientas que te pierdes, recuerda que tienes el poder de volver a tu centro y encontrar alegría en las cosas simples." - le aconsejó Lira una tarde.
"Pero a veces siento que la gente no me entiende..." - dijo Tobi apenado.
"La verdadera magia está en aceptar que cada uno ve el mundo de manera diferente y eso está bien." - respondió Lira.
Con el tiempo, Tobi aprendió a hablar de sus ideas y a expresar sus sentimientos a sus amigos y familia. Al principio les costó entenderlo, pero con las enseñanzas de Lira, Tobi se volvió un narrador de historias.
Un día organizó un cuento de hadas en su escuela.
"¡Voy a contarles sobre un unicornio y su viaje a través de los sueños!" - anunció desde el escenario, con una gran sonrisa.
"¿Unicornio? ¡Eso es solo un cuento!" - dijo una compañera.
"Puede que no lo creas, pero cada uno tiene su magia propia, sólo hay que buscarla." - respondió Tobi, decidido.
Así, cada niño comenzó a compartir sus propias historias, y juntos crearon un ambiente donde todos se sentían seguros de expresar lo que pensaban, lo que soñaban y lo que sí existía en su corazón.
Tobi se dio cuenta de que no estaba solo; sus amigos siempre estaban ahí, listos para escucharlo y apoyarlo.
"Gracias por siempre escucharme, chicos. Vamos a seguir creando juntos." - dijo Tobi con alegría.
"¡Sí, la magia nunca se detiene!" - gritaron sus amigos.
Y así, Tobi aprendió que la amistad podía llevarlo a lugares maravillosos y que, aunque a veces su mente lo guiara por senderos inexplorados, siempre podía encontrar su camino de regreso gracias al apoyo y el amor de las personas que lo rodeaban.
Mientras Tobi y sus amigos continuaban soñando, Lira los observaba desde un rincón mágico, sonriendo orgullosa, pues sabía que había ayudado a despertar la magia que había en cada uno de ellos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, pero la magia de Tobi, sus amigos y los sueños nunca se detendrá.
FIN.