El Mundo Mágico de las Figuras
Había una vez un niño llamado Lautaro, un apasionado estudiante que siempre esperaba con ansias el timbre de la escuela. A Lautaro le gustaban todas las materias, desde ciencias hasta educación física, pero su amor verdadero era la matemática. En especial, se sentía fascinado por las figuras geométricas, esas formas que parecían tener vida propia.
Un día, su maestra de matemáticas, la señora Clara, entró al salón con una sonrisa en el rostro. "Hoy vamos a aprender algo muy interesante: las figuras geométricas y sus propiedades!"- anunció emocionada. Todos los niños comenzaron a murmurar, mientras Lautaro aplaudía de alegría. "¡Sí, las figuras son geniales!"-
La señora Clara explicó las características de cada figura: "Los triángulos, los cuadrados, los círculos... Todos son únicos!"- Comentó mientras dibujaba en la pizarra. Lautaro se imaginaba a sí mismo navegando por un océano de triángulos y cuadrados, explorando mundos nuevos.
Fue entonces cuando se lanzó una idea brillante. "¿Por qué no hacemos un concurso de figuras geométricas?"- propuso Lautaro, levantando la mano con entusiasmo. La clase estalló en aplausos. La señora Clara sonrió. "Es una excelente idea, Lautaro. Haremos un desfile de figuras geométricas. Cada uno podrá crear su propia figura y presentarla a la clase."-
Todos comenzaron a trabajar en sus proyectos. Lautaro decidió hacer un gran cubo. Pasó días dibujando y recortando, mientras soñaba con el cubo que llenaría de colores. Sin embargo, un día, se dio cuenta de que un compañero, Tomás, estaba luchando con su figura. "¿Por qué no haces un triángulo?"- le sugirió Lautaro.
Tomás suspiró. "No sé dibujar bien y no puedo encontrar el ángulo adecuado. Se me hace difícil..."-
Lautaro tuvo una idea. "¿Y si trabajas conmigo? Juntos podemos hacer un cubo con triángulos en las caras!"- Tomás sonrió agradecido.
Mientras trabajaban juntos, Lautaro le mostró a Tomás cómo medir los ángulos y cómo conectar las formas. "Cada figura tiene su magia; solo hay que saber cómo combinarla. ¡Veamos qué tal queda!"-
Poco a poco, el cubo comenzó a tomar forma. Ambos chicos estaban tan concentrados que no se dieron cuenta de que la clase ya había terminado. La señora Clara entró al aula con una gran sonrisa. "¡Estoy muy orgullosa de ustedes!"- dijo mirando las obras. "Definitivamente, tenemos unos grandes artistas geométricos aquí."-
El día del desfile llegó. Cada niño presentó su figura, desde un círculo gigante que representaba el sol hasta un enorme triángulo lleno de colores. "¡Mira, Lautaro!"- exclamó Tomás mientras mostraba su triángulo brillante. "La combinación de nuestras figuras hace que se vea aún más genial!"-
Cuando llegó el turno de Lautaro, él mostró su cubo y explicó cómo había aprendido mucho trabajando en equipo. "Las figuras geométricas son como amigos; cada una tiene su lugar y juntas podemos crear algo hermoso."-
Al final del día, la señora Clara reunió a todos. "Ustedes han hecho un trabajo maravilloso. Pero más que eso, han aprendido el valor de la colaboración y la creatividad."-
Lautaro miró a su alrededor y vio cada figura como parte de un gran rompecabezas. "Me encanta la matemática y hoy me he dado cuenta de que también amo el trabajo en equipo. ¡Las figuras son mágicas!"-
Desde aquel día, Lautaro no solo disfrutaba de la matemática, sino que también comprendió la importancia de apoyar a sus amigos. Juntos habían creado un mundo geométrico lleno de colores. Y así continuó su aventura en el maravilloso mundo de las figuras, siempre despierto a nuevas posibilidades, en la escuela y fuera de ella.
FIN.