El mundo mágico de Mateo



Mateo era un niño de 8 años con una imaginación increíble. Todo lo que veía y escuchaba, lo convertía en aventuras mágicas en su mente. Sin embargo, Mateo tenía dificultades para comunicarse con sus compañeros de clase.

No entendía muy bien la forma en que se comunicaban los demás, por lo que a menudo se perdía en sus propios pensamientos. Sus compañeros no entendían por qué siempre parecía tan distante.

Un día, durante el recreo, Mateo se sentó debajo de un árbol y comenzó a dibujar en su cuaderno. Mientras dibujaba, una mariposa se posó en su mano y le susurró al oído. -¿Hola, Mateo! Soy Perla, la mariposa mágica.

¿Quieres venir conmigo a un mundo lleno de aventuras? Mateo, emocionado, asintió con la cabeza y siguió a la mariposa hasta una grieta en el tronco del árbol.

Al atravesarla, se encontró en un mundo mágico donde los árboles hablaban, los ríos cantaban y las nubes eran de algodón de azúcar. Mateo se dio cuenta de que en este mundo, todos se comunicaban de manera diferente. Entendió que la comunicación no se limitaba a las palabras, sino que también podía ser a través de gestos, miradas y emociones.

A medida que exploraba este nuevo mundo, Mateo descubrió que podía entender a los demás de una manera que nunca antes había imaginado. Al regresar a la escuela al día siguiente, Mateo se sentía más seguro.

Comenzó a comunicarse con sus compañeros de clase de nuevas formas, usando sus talentos para la imaginación y la creatividad. Pronto, se convirtió en el amigo más divertido y original. Sus compañeros admiraban su habilidad para convertir cada situación en una emocionante aventura.

Mateo les enseñó que la comunicación es mucho más que palabras, y que todos tenemos una forma única de expresarnos. A partir de entonces, Mateo y sus compañeros disfrutaron juntos de un mundo lleno de magia, creatividad y comprensión.

FIN.

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