El Mundo Real del Oso
Había una vez un oso llamado Tito, que vivía en un zoológico. Tito estaba acostumbrado a su vida en cautiverio, donde tenía comida asegurada y mucho espacio para jugar. Un día, una garza llamada Greta voló desde tierras lejanas y aterrizó en la cima de la jaula de Tito. Greta observó a Tito y le dijo: "Hola, amigo oso. ¿Cómo estás?". Tito, con una sonrisa en el rostro, respondió: "¡Hola, Greta! Estoy genial, ¡mira que hermoso es mi hogar!". Greta miró a su alrededor y le dijo con ternura: "Tito, este no es tu hogar, estás prisionero. Debes ser libre como el viento".
Tito quedó perplejo por las palabras de Greta. ¿Prisionero? Él nunca se había sentido prisionero. Greta le explicó cómo los osos vivían en la naturaleza, en bosques frondosos y abiertos, donde podían pescar y correr. Tito escuchaba fascinado. Greta continuó diciendo que el mundo real era mucho más que solo una jaula.
Estas palabras resonaron en la mente de Tito. Comenzó a observar su entorno de una manera diferente. Vio a los árboles altos y sus hojas bailando con el viento, pero también notó las rejas que limitaban su libertad. Por primera vez, sintió un anhelo por explorar más allá de su jaula. Se acercó a Greta y le dijo: "Greta, ¿cómo puedo encontrar el mundo real? ¿Cómo puedo ser libre?". Greta lo miró con simpatía y le dijo: "Tito, la libertad comienza en tu corazón. Debes tener coraje para buscarla".
A partir de ese día, Tito empezó a planear su escape. Observaba detenidamente a los guardias, estudiaba los horarios de visitas y buscaba la manera de abrir las rejas. Por las noches, Greta le enseñaba los secretos de la naturaleza, cómo cazar peces en el río y escalar montañas. Tito estaba emocionado. Finalmente, llegó el día de su gran fuga.
Con astucia y valentía, Tito logró salir de su jaula. Corrió a través del zoológico, esquivando a los guardias y saltando sobre obstáculos. Al fin, encontró la entrada principal, donde Greta lo esperaba. Juntos, emprendieron un viaje hacia la libertad. Cruzaron ríos, exploraron grandes bosques y conocieron a muchos animales salvajes. Tito entendió lo que significaba vivir en el mundo real.
Después de un largo viaje, llegaron a un hermoso bosque. Ahí, Tito se encontró con otros osos y, por fin, experimentó la verdadera libertad. Jugó en prados verdes, escaló árboles y se sumergió en el fresco río. Estaba radiante. Greta se despidió de él, sabiendo que Tito había encontrado su lugar en el mundo.
Desde entonces, Tito vivió feliz en el bosque, disfrutando de la naturaleza en su estado puro. A menudo recordaba su vida en el zoológico y agradecía a Greta por abrirle los ojos. Aprendió que la verdadera libertad y la felicidad estaban en vivir en armonía con la naturaleza, y eso sí era el mundo real.
FIN.