El Mundo sin Preguntas


En un lejano mundo llamado Pensavacío, la curiosidad y la reflexión no existían. Las personas llevaban sus vidas de manera automática, sin cuestionarse el porqué de las cosas.

En este lugar, vivía un niño llamado Lucas, quien siempre se preguntaba sobre todo lo que veía a su alrededor. Un día, mientras caminaba por el bosque, encontró a un personaje singular llamado Filomena, una filósofa errante que había llegado de otro mundo.

-¿Qué haces aquí parado mirando las hojas caer, pequeño niño? -preguntó Filomena. -Estoy pensando en por qué las hojas cambian de color y luego se caen -respondió Lucas.

-Ah, eso es porque en otoño las hojas de los árboles dejan de producir clorofila y aparecen los colores que estaban ocultos, pero esa es una respuesta simple. ¿Alguna vez te has preguntado por qué existe el otoño? -inquirió Filomena. Pero Lucas nunca se lo había preguntado; en Pensavacío, nadie se cuestionaba nada.

Filomena decidió quedarse en el mundo de Lucas para enseñar a las personas a reflexionar y pensar más allá de lo evidente.

Con el tiempo, su influencia condujo a una revolución de pensamiento en Pensavacío, y la gente comenzó a hacer preguntas, a cuestionar lo establecido y a buscar respuestas. La sociedad de Pensavacío empezó a evolucionar, la creatividad floreció, y la búsqueda de conocimiento se convirtió en la base de su cultura.

Todo esto demostró cómo la ausencia de filosofía había mantenido a la gente en la oscuridad, hasta que la llegada de Filomena cambió el rumbo de su mundo para siempre.

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