El Muñeco de Palitos y el Gran Preguntón
Era un día tranquilo en el vasto y deslumbrante fondo blanco, donde un pequeño muñeco de palitos, al que llamaremos Palito, se encontraba solo. Palito era un muñeco sencillo: tenía un cuerpo hecho de palitos de madera, una cara sonriente dibujada con un marcador y unos brazos y piernas que se movían con facilidad. Sin embargo, a pesar de su apariencia alegre, comenzó a sentir una extraña inquietud.
- ¿Cuál es mi propósito? - se preguntó Palito, dando un paso hacia adelante, pero no había nada que lo rodeara, sólo el mismo fondo blanco.
Palito decidió que debía encontrar respuestas. Con cada paso que daba, lo inundaba la curiosidad. Dijo en voz alta:
- Si estoy aquí, ¡debe haber una razón! Tal vez soy un héroe en una historia por contar.
Y así, comenzó a explorar su existencia. Al poco tiempo, conoció a una linda mariposa que volaba cerca.
- ¡Hola! - saludó la mariposa. - ¿Por qué pareces tan pensativo?
- Estoy tratando de descubrir mi propósito - respondió Palito. - ¿Sabrías cómo encontrarlo?
La mariposa sonrió con picardía.
- A veces, lo que buscamos ya está dentro de nosotros. Pero puedo ayudarte a buscar. ¡Sigamos juntos!
Y juntos comenzaron a caer en la magia del fondo blanco, donde los colores comenzaron a florecer. Con cada paso de Palito, el suelo se llenaba de hermosos paisajes. Primeramente, saltaron a un campo de flores de colores.
- ¡Mira, aquí hay flores! - exclamó Palito, emocionado. - Tal vez mi propósito es hacer sonreír a otros.
La mariposa aplaudió sus pensamientos.
- ¡Eso es una idea hermosa! Pero, ¿cómo podrías hacerlo si no sabes cómo?
Palito se quedó en silencio, pensativo. Entonces, se le ocurrió una idea brillante.
- Tal vez podría bailar para alegrar a todos.
Y así, Palito comenzó a bailar en el campo de flores, girando y saltando. Las flores comenzaron a moverse junto a él, como si estuvieran bailando también, creando un espectáculo de alegría. Sin embargo, se dio cuenta de que, aunque disfrutaba de su baile, algo seguía faltando.
- No puedo hacer esto solo - admitió Palito. - Necesito a los demás para compartir esta felicidad.
La mariposa asintió con comprensión y le sugirió:
- ¡Vamos a buscar amigos! Juntos podrán disfrutar de tu baile.
Emprendieron un viaje en busca de nuevos amigos. Mientras caminaban, llegaron a un bosque vibrante. Allí encontraron a un simpático conejo.
- ¡Hola! - gritó el conejo, al verlos. - ¿Qué hacen en este hermoso bosque?
- Estoy en busca de amigos para compartir mi baile y hacer felices a otros - explicó Palito.
- ¡Eso suena divertido! - respondió el conejo, y se unió a ellos. - También me encanta correr. Podemos hacer una fiesta en el bosque.
Juntos, continuaron su camino y se encontraron con un oso y un pájaro que también estaban felices de unirse. Después de unos minutos, el grupo comenzó a practicar y juntos llenaron el bosque de risas, danzas y música.
Pero justo cuando estaban a punto de tener su fiesta, una nube oscura apareció en el cielo.
- ¡Oh no! ¿Qué es eso? - dijo el pájaro asustado.
- No sé, podría opacar nuestra fiesta - respondió el conejo.
Palito se sintió preocupado.
- Tal vez tengamos que detenernos, - propuso. - No quiero que nada arruine nuestra diversión.
La mariposa, que siempre había estado a su lado, le dijo con ánimo:
- Pero Palito, nuestra alegría puede ser más fuerte que cualquier sombra. ¿Qué tal si usamos nuestro baile para iluminar el lugar?
Palito asintió y miró a sus amigos.
- ¡Sí! ¡Bailaremos más fuerte que nunca!
Y así, comenzaron a bailar con aún más energía, todos juntos, mientras la nube oscura se acercaba. A medida que el baile se intensificaba, algo mágico sucedió. La nube se disolvió, y una lluvia de colores empezó a caer, llenando el bosque de matices brillantes.
- ¡Mira! - gritó el oso - ¡La nube se ha ido!
- ¡Lo hicimos! - exclamó Palito mientras sus amigos reían de felicidad.
Finalmente, al culminar el baile, Palito se dio cuenta de algo importante.
- Ya no me siento perdido - dijo sonriendo. - Mi propósito es simple: hacer felices a los demás y compartir la alegría.
Todos aplaudieron y se sintieron orgullosos de su nueva amistad y del poder que tenían juntos.
Y así, en el vasto fondo blanco, Palito se había encontrado a sí mismo y había descubierto que su verdadera misión era fomentar la felicidad, el amor y la unidad entre sus amigos, ¡y vivir aventuras juntos! De esta manera, el muñeco de palitos dejó de preguntarse sobre su propósito y comenzó a crearlo cada día, ¡en un mundo lleno de colores y alegría!
FIN.